El actual gobierno ha demostrado capacidad para aplicar estrategias de contingencia. Relampagueantes crisis han tomado formas inesperadas en todo el territorio nacional. Primero, fueron los grupos campesinos opuestos al embalse de las áreas adyacentes al Canal de Panamá; después el derrumbe de caducas estructuras habitacionales; luego el desastre causado por las inundaciones en el sector Este de la provincia capital y por último, la paralización de Changuinola y Almirante, por la subida del costo en la facturación del servicio de luz eléctrica.
A pesar de estos asuntos pareciera que, por lo menos, durante los tres primeros años, la oposición de corte ideológico (no necesariamente partidista), agrupada en movimientos sindicales y grupos antiglobalización, será la que establecerá los campos de lucha política y esto se ha reflejado en diferentes ángulos.
Una de las pruebas más exigentes que ha de enfrentar la Patria Nueva es la intención de los gremios transportistas de aumentar el pasaje de manera unilateral. Veremos cómo responde el grupo gubernamental anticrisis
(Rivera, Alemán, Herrera y Vallarino) frente a este duro reto. Aunque el costo del transporte colectivo no fue incrementado, esperemos por futuras iniciativas al respecto.
Muchos analistas piensan que el gobierno deberá reestructurar sus posiciones y que, a pesar de dominar todo el aparato estatal, tendrá que realizar ajustes, en especial en su dialéctica frente al colectivo oficialista.
Mientras tanto, en las interioridades del PRD, sigue candente el asunto de los nombramientos en los puestos gubernamentales. Este es un ciclo natural hasta que la clase política tenga la voluntad de superar el clientelismo y los compromisos de campaña que dejan a la democracia sobre bases enclenques y socavadas.
Aunque en algunos sectores se ha comenzado a hablar por el partido tricolor del Arca de Noé, la gente comienza a dirigir su atención hacia don Ernesto Pérez Balladares y son muchos los que pretenden escalar la quilla para asegurarse protección en posibles futuros diluvios, en un recorrido tan prolongado de sesenta meses.
Por otra parte, los integrantes del nuevo movimiento de oposición política tienen premura porque la alianza del PRD y el PP acabe con el partido Arnulfista. Ellos pretenden exterminar de raíz a quienes integran este vulnerado colectivo. En cierto modo, coinciden con la iniciativa de reemplazar a la Dama de Pedasí y dejar a su agrupación en los rescoldos para luego reconstruirlo.
Pero a lo interno del defenestrado grupo político la lucha no es tan fácil porque quienes han sostenido el embate de sus bases luego del desastre del dos de mayo, han sido los bandos medios, mejor conocidos como talibanes.
Confundir a los llamados inmortales con los talibanes es un craso error de quienes pretenden alcanzar la cúspide del movimiento reformador del arnulfismo. El pecado de ellos fue ser disciplinados y seguir las instrucciones sin ambages que, en muchos casos, fueron incorrectas y hasta matizadas con la turbia opacidad de la traición.
Ese grupo importante, se mantiene fiel a José Miguel Alemán, es su capital humano y es la verdadera columna vertebral de la militancia partidista. Sin un mensaje de unidad y de compresión con estos mandos intermedios no hay oportunidad de triunfo.