Nota: El autor estudió en el colegio secundario Pedro Pablo Sánchez de La Chorrera y por años fue seguidor entusiasta de los Monjes... hoy, después de muchos años, le escribe una carta abierta al “Poderoso” para que ayude a su equipo, que está pasando por una temporada de ensueño, con miras al campeonato de la liga. La carta fue dejada en la Iglesia de San Francisco en Salta, Argentina, templo religioso que fue terminado en 1625, y que hoy es de los más antiguos y hermosos de toda Latinoamérica.
“Mi querido Monje, saludos. Estamos en Salta, Argentina, para la cobertura del béisbol. Hoy te lo voy a confesar, soy un hincha del equipo rojo de La Chorrera: los Monjes, tus ahijados, los que siempre has protegido y guiados.
El fútbol siempre me ha gustado, es un deporte que te da sensaciones especiales como aficionado. Mi trabajo es relacionado con su majestad, el “béisbol”, pero por dentro siempre existe ese yo confieso, que algún día debe salir, y hoy te digo, mi amigo... soy un hincha cautivo de los monjes desde que tenía 16 años.
Siempre me gustaba ver a mi equipo. Sus entrenamientos y sus juegos. Recuerdo a mi compañero de clases, Felipe Villanueva (Pini), a Abad Abrego, al “Mortero” Linch, a “Coreca” Abrego, a “Pantro” Castillo, a “Patrigooool”, Patricio Guevara, al siempre recordado Mateo Ureña y muchos más.
En aquellos años la afición respaldaba enormemente el equipo. No habían sillas, mi esposa Silys y yo llevábamos nuestras propias butacas. Era algo especial, pero fue muriendo. La afición se cansó de perder, la directiva tomó otro rumbo y el amor por el equipo murió.
Ahora estamos ganando, me enteré felizmente en Salta, Argentina, que el equipo venció al Plaza Amador 3 goles por 0. Yo creo que es hora que la afición se dispare para el estadio. Hay que hacer un llamado para que los aficionados respalden al conjunto que se lo ha ganado. Ojalá en el próximo juego no hayan asientos vacíos y debamos llevar nuestras propias butacas.
Querido Monje, este templo es histórico. Lindo, majestuoso y demás. Estuve leyendo que fue creado por los franciscanos en 1625, luego se hizo otro sobre el mismo lugar, ya que en 1674 todo se perdió con un incendio. De las cenizas se levantó para ser de los más hermosos de América. En la torre de 53 metros de altura (la más alta del cono sur) reposa la campana de bronce, construida con material de guerra, utilizado en los cañones de siglos anteriores. Ahora se llama la “Campana de La Paz”.
Monjecito, el equipo necesita un pase de taquito. Tócale la pelota de primera, inspira a los jugadores en especial a René Mendieta Jr., al “Pistogol”, José Luis Garcés, al colombiano Héctor Nazarith y a todo el conjunto. A su técnico, Miguel Mansilla, que ahora es técnico y comentarista, ojalá la doble función no le afecte al equipo. Como decía mi abuelita Petra, “no puedes estar en la procesión y sonando la campana”, y tú sabes de esto, más que yo.
Bueno, mi monjecito, fue un privilegio y un recuerdo inolvidable pisar tu sagrado templo en tierras argentinas. Sé que a ti te gusta el fútbol, ahora te dejo esta carta, porque en Panamá tienes un equipo que te adora. Cuida a los muchachos y dales fuerzas para ganar el campeonato.
¡Viva el béisbol y el fútbol!