Los fuegos artificiales iniciaron la gran fiesta. Iluminaron el firmamento anunciando que se coronó la "merca".
¡Otro tumbe de drogas hicieron los 'grandes' del barrio!
'Gabriel' también forma parte de esas fiestas. Él es un joven pandillero de San Miguelito. No dudó en contar que sus trabajos son para 'el gran capo' que con los juegos pirotécnicos hacía el anuncio del robo de droga.
"Nosotros trabajamos para él. Es como mi padrino. Yo soy de una pandilla y estamos bajo su mando", contó Gabriel, de 20 años.
"No sólo nos dedicamos al tumbe de drogas, también hacemos los encargos del jefe y vendemos la mercancía".
Crítica: ¿Cómo consiguen las armas?
Pandillero: Sólo te puedo decir que la suministran, más nada.
Gabriel caminaba acompañado de un compinche que le instó a no hablar más de sus andanzas.
La vida de ese joven ha transcurrido en los últimos años metido en la delincuencia, optando por vivir dentro de una de las más temibles pandillas de San Miguelito auspiciada por el tumbe de drogas, pero también es una de las manos derechas del 'capo', de quien evitó dar detalles.
Recordó que en ese espacio de su vida no sólo es parte de una pandilla, sino que está dedicado a resguardar la vida de quien lo subsidia.
"Siempre celebramos. Cerramos discotecas o la calle. Nadie que no sea del barrio puede entrar. Las fiestas duran entre 24 y 48 horas".
Su testimonio revelador fue más allá de los límites que le impone el 'Código del silencio'. Las unidades policiales se hacían de la vista gorda ante las parrandas y las grandes sumas ofrecidas para que las rondas policiales no molestaran. Recibían desde 100 dólares en adelante.
¿Y en el barrio nadie se disgusta?
También les regalan champaña para los cumpleaños y dinero. Con eso todo el mundo está contento.