Los delitos contra el buen ciudadano no han dejado de suscitarse en la tierra patria. El pasado fin de semana, otro panameño fue víctima de un intento frustrado de robo.
El hecho que no se consumó, dejó otra víctima de la delincuencia.
Adolfo Alvarado, de 34 años, estaba por el área de El Marañón, Calidonia, con unos amigos, cuando varios sujetos con arma punzocortante en mano trataron de robarle.
Tras resistirse al atraco, uno de los malhechores le propinó una puñalada en el abdomen.
Sus amigos, quienes no se quedaron de brazos cruzados, intentaron defenderlo, pero ya era tarde, pues el daño estaba hecho.
Éstos detuvieron un taxi que transitaba por el lugar y en el mismo subieron a la víctima, quien se quejaba de mucho dolor.
Al Cuarto de Urgencia del Hospital Santo Tomás llegó el taxi, y con él la víctima que fue trasladada de inmediato en peso hasta el quirófano.
La escena era traumática. Al lugar se presentó personal de la Policía Nacional para tratar de ubicar y capturar a los agresores.
Los moradores del área, se quejan por lo violento que resulta su hábitat y culpan a las autoridades, porque supuestamente no vigilan con rigor y perseverancia la zona.
La Sala de Urgencia del HST, todos los fines de semana acoge a una gran cantidad de pacientes que son víctimas de los embates de la delincuencia que azota el país.
Aunado a esta situación, el Estado no tiene un plan claro para combatir los crímenes, robos, violaciones y violencia en general que se da a nivel nacional.
La población penitenciaria está en 11,500 presos, cifras que alarman, mas cuando su capacidad es para 7 mil reos.