Estábamos durmiendo. Mi papá escuchó un disparo y ahí nos fuimos para la casa de las misioneras. Estaban disparando, dispare y dispare. De ahí se vino la noche y todo el mundo estaba durmiendo.
De pronto a las siete explotó una pipeta. Tocaron la puerta de mi casa, entraron un poco de heridos. Nosotros abrimos una reja y nos fuimos para a arriba.
Después sacamos unos trapos blancos, nos montamos en unos botes y nos fuimos para el otro lado (del río Atrato), para Vigía del Fuerte. En el bote íbamos los vivos.
De ahí vinieron los adultos y recogieron a los muertos, los echaron en unas bolsas y los llevaron para el cementerio. |