Los ministerios y otras entidades iniciaron ayer un nuevo horario laboral, con el propósito de ahorrar energía. Se entra media hora antes y se completa la jornada una hora antes.
Esa medida busca reducir el gasto en electricidad, principalmente por el uso de los aires acondicionados y también pretende reducir el consumo de combustible, aliviando los tranques vehiculares en las llamadas horas pico.
El plan experimental estará vigente hasta fin de año. Algunos estiman que será poco lo que se pueda ahorrar, tomando en consideración los altos precios del combustible. Ya se habla de aumentos exorbitantes para esta semana en el precio del galón de combustible, que amenaza con llegar a 4.00 balboas el galón.
Lo más correcto es que mientras dure el experimento, las autoridades encargadas del tránsito, hagan los operativos necesarios para hacer más expedita la circulación vehicular, para no trasladar a otro horario, los llamados tranques de las horas pico, porque de lo contrario, sería cambiar de Guatemala a Guatepeor.
Al mismo tiempo, el gobierno estima que para inicios de año se podrá anunciar la alternativa de un nuevo sistema de transporte. Las opciones son el proyecto Transmilenio y el de los buses articulados. La promesa es trasladar a los pasajeros de un extremo a otro de la ciudad en 18 minutos a un costo no superior de 40 centésimos.
Ojalá que la opción que se adopte sea la mejor para Panamá y no se implementen propuestas que sólo sirven para arrancarle millones al Tesoro Nacional y al cabo de unos años, quedan convertidos en chatarras.