Auerbach aseguró que está dispuesto a dar la batalla por la decencia pública y dijo sentirse respaldado por autoridades de la Iglesia Católica, el rector de la Universidad de Panamá, educadores, comerciantes vecinos, la Defensoría del Pueblo y líderes cívicos, quienes le han exigido clausurar este sitio de diversión nocturna.