TEMAS DE ACTUALIDAD
Definiendo
el problema sanitario

Dr. César Quintero Sánchez
Médico
geriatra salubrista
Durante 20 años
hemos promovido y solicitado ante quienes han detentado el poder
de decisión, la mayoría de las veces como gritándole
al mar, acerca de la necesidad impostergable de que se abra una
amplia discusión de salud panameña.
Mientras algunos pensamos, elucubramos y dialogamos, otros
han actuado y los Ladas han sido cambiados por Mercedes Benz
o Nativas. Los que ayer pensaban como nosotros que la SALUD es
un Derecho y un Deber de todo ciudadano, en el cual el Estado
no puede rehuir a ser su principal garante, al llegar a los puestos
con mando y jurisdicción de repente olvidaron sus orígenes
por una epidemia de Alzheimer súbito gerencial y al parecer
el ruido de las cajas registradoras y el susurro de los intereses
bancarios acumulándose en las cuentas de ahorro, terminaron
por ahogar los ideales y las doctrinas partidiarias que les llevaron
al poder.
En nuestro país desde la década del 70 se inicia
por mandato constitucional, la implementación de la Integración
de los Servicios de salud de manera parcial, fragmentada y progresiva,
pero con un carácter que sólo alcanzó el
nivel regional o provincial. Ningún observador objetivo
puede poner en duda el profundo impacto en beneficio del nivel
de salud de la mujer y el hombre panameño, que durante
dos décadas fue alcanzado a través de esta estrategia.
Por un lado la CSS no tenía infraestructura sanitaria
propia y por el otro las instalaciones del MINSA carecían
de capacidad de respuesta operativa.
Ambas deficiencias fueron resueltas con la complementaridad
de las dos entidades. Los intergradores tenían infraestructura
sanitaria propia y por el otro las instalaciones del MINSA carecían
de capacidad de respuesta rápidas, factibles y viables.
La comunidad a través de los comités de salud compartía
la responsabilidad de nuestra visión de alcanzar Salud
igual para todos.
Lamentablemente sectores de la sociedad nunca lograron entender,
primero que la cuota que un asegurado cotiza para recibir los
servicios de salud se pongan con fondos que proceden del empleador
y no del trabajador y que estos personajes trasladan esos costos
directamente a la población total, quien es la que consume
los bienes y servicios de las empresas. En segundo lugar, nunca
se ha reconocido y mucho menos aceptado la responsabilidad ineludible
de la CSS de participar en los programas, proyectos y actividades
propias de la Prevención Primaria, tales como la vacunación,
promoción comunitaria, saneamiento ambiental y educación
sanitaria entre otros. Aún en nuestros días persiste
la idea de que la CSS sólo debe atender la enfermedad
y la maternidad pues así se llama el Programa.
En tercer lugar, durante la vigencia plena de los Sistemas
Integrados de Salud.
Es posible que se sobrecargaron los gastos de la CSS en la
intención de hacerle frente a responsabilidades que le
competían al MINSA y por ende al gobierno. Esta es una
objeción válida, la que puede ser subsanada a través
de un mecanismo efectivo de compensación por costos unitarios,
en el cual cada Institución es una simple operación
de suma y resta, equilibra los gastos que produjo la población
bajo su responsabilidad, frente a los aportes que la misma asignó
a esta caja común.
El creer que se posee el patrimonio de la verdad, además
de producir gente con problemas en Miami y Londres, es un error
repetido que sólo motiva equivocaciones casi siempre en
perjuicio de los que menos tienen. Toda esta reflexión
ha traído a mi memoria una frase que hace mucho tiempo
nos decían los jesuitas del Colegio Javier: "somos
algo de lo que fuimos y seremos algo de lo que somos". Es
decir, los que se fueron no eran tan malos que no podamos rescatar
y continuar algunos de sus proyectos, ni tan buenos que debamos
seguir sus lineamientos con anteojeras de caballo.
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