¿Recuerdan la canción de Madame Kalalú? Una parte donde Rubén canta: ¿Quién es el que nos saluda a las nueve y nos critica a las diez? Dígame Madame Kalalú...La pregunta no está de más. Forma parte de una interrogante que todos se hacen para determinar quiénes en realidad son buenos amigos, compañeros de trabajo o vecinos.
Dijo un sabio que no hay que confiar ni en su sombra. Se imaginan si esto fuera así, hubiera más bochinches, peleas, crímenes y fricciones porque el hombre estaría enfrentándose así mismo, pero afortunadamente la pelea es más externa que interna porque nadie termina de conocer al amigo, al compañero de al lado o al vecino. Ellos te saludas, conversan y te hacen saber que te estiman, pero, al segundo después, lo único que se siente es el frío puñal que va penetrando la espalda de nuestro cuerpo.
Los "doble cara" por lo regular son difíciles de detectar en su etapa inicial. Es más, nadie sería capaz de pensar que esa persona tiene doble actitud. Ellos se escudan en sonrisas falsas que parecen reales, pero son detectados gracias a un efecto totalmente contrario al que se produce con los camaleones que se camuflajan con el entorno. El efecto contrapuesto se origina en la lengua del "doble cara". Ellos dicen te amo y al ratito dicen te odio. El hecho de decir "doble cara" no es precisamente porque se colocan otra máscara. Esa careta no está en su rostro sino en su corazón, que es al final donde se esconden los verdaderos sentimientos del ser humano.
Como decíamos, la lengua los delata. Ellos no miden lo que dicen después que sale de su vista aquel vecino, amigo o compañero. Es como hablar de lo más bien por teléfono con alguien y, al colgar, decir barbaridades de esa persona. Lo cierto es que en este mundo existen seres capaces de ver una marca en la mirada de estas personas, lo cual se convierte en una gran defensa a los ataques de ellas o ellos.
