La Plaza 5 de Mayo y la Avenida Central conservaban una belleza especial en las cinco primeras décadas de nuestra república.
No se observaba el bullicio de hoy día causado principalmente por los autobuses "diablos rojos" que actualmente alteran la tranquilidad de las vías metropolitanas. En esos años eran muy pocos los automóviles que existían en el país y la Plaza 5 de Mayo estaba rodeada de árboles.