logo critica

seccionesEl Panama Americaotras publicacionesprimera planaportadanacionalesprovinciasdeporteslatinoamericacomunidadreportajesrelatosvariedadescronica rojahoroscoposocialesespacioediciones anterioresbuscador de noticias

 

home

opinion


TEMAS DE ACTUALIDAD
Mis 25 años con el Agro: Casi nada...

linea
Adán Castillo Galástica

Amigos y lectores me preguntan la razón por la cual llevo ya más de 25 años pregonando la importancia del Sector Agropecuario o Primario. Algunos me señalan, y no faltan los malentendidos por lo que podría ser una pasión romántica respecto al Agro y en general el Medio Ambiente. Mi respuesta tiene siempre dos instancias. Una conceptual y la otra emocional. La primera me indica que ningún país podrá resolver los desequilibrios socio económicos, ni el bienestar general de su población si al mismo tiempo no es capaz de establecer un proyecto de desarrollo que integre el Agro con el resto de los sectores económicos.

Esto que parece una verdad elemental, en la práctica no funciona, no para los países Sur. Menos para el nuestro con una economía absolutamente distorsionada, elitizada y dominada por poderosos embudos fundamentales en el mito de los servicios. Resultado: un Sector Agropecuario agónico cuyos estertores se han evidenciado y acentuado al tenor de la globalización. Por supuesto no perderá tiempo ni espacio que siempre es poco, descubriendo brujas sobre todo cuando yo mismo he sido el cazado.

El problema rebasa a los productores y al propio Estado en su diseño socio económico, desde el inicio de la República. Se trata de una carga histórica que debe ser comprendida en toda su magnitud y que tiene como antecedente y justificación el denominado transitismo. Hasta el momento nuestra posición geográfica como el principal recurso socio económico, y ecoambiental del país, no representó necesariamente un bienestar para la mayoría de los panameños. Menos en el campo. Peor para las etnias. Funcionó a las maravillas para virtual beneficio de un sólo sector, contribuyendo a confirmar lo que hoy palpamos como el más severo desequilibrio social en A.L., y posiblemente en gran parte del mundo. Los datos estadísticos son refrescados todos los días por medio de flamantes datashows en los grandes salones y resorts (como se dice ahora) donde se rediagnostica la pobreza, la pobreza extrema y la super pobreza. Y nada más.

Pero no se trata de un hecho fatal, aunque a esta altura pareciera serlo. Desde que lo conocí hace mucho, coincido con Polan Lacki que "los gobiernos quieren, pero no pueden" resolver eficazmente la ecuación planteada arriba "porque sufren de un pecado original, por lo tanto inevitable y a la vez trágico: Enredar la politiquería con la producción de alimentos y su comercialización". Esto lo aprendí en FAO, y lo sufro en los campos.

Así, tenemos un sector sensible y expuesto, por un lado a toda clase de contingencias climáticas, biológicas y de mercado. Por el otro, debe enfrentar los tropezones y desaciertos de concepciones débiles y mediatizadas. El Agro pues, viene de tumbo en tumbo signado por la improvisación y falta de una visión planetaria que pueda articularlo tanto a la dinámica del mercado local, como a la visión mundial. Y para que no me trepen al cadalso y podamos todos, tirios y troyanos, cazadores y brujas, dormir tranquilos, les repito que este es un problema de arrastre secular que no se resolverá ni ahora, ni en mucho tiempo. Pero hay que meterle el diente de verdad, y pronto porque la buena suerte y el tiempo, único recurso verdaderamente no renovable, se nos terminó.

La otra parte de la respuesta dije, se refiere a mis emociones. Sobre el particular y por lo anterior, me siento satisfecho de haber puesto un pequeño grano tratando de llamar la atención sobre la relación pobreza, devastación, ignorancia, violencia, desequilibrio, ingobernabilidad. En estos 25 años de mi ingreso oficial al Sector Agropecuario, aprendí de los hombres sabios del campo dos cosas que han marcado mi vida: Primero: Escuchar y respetar con humildad (asunto que aún debo mejorar). Segundo: De estos hombres y mujeres, productores o técnicos, sentí el valor de la amistad y la solidaridad, sobre todo en los momentos más difíciles y oscuros.

Pero quizá aquí también estribe una de las grandes carencias del sector: Su baja estima productiva y débil antivaloración; liderazgo efectiva y vocería. Su falta de una grande y genuina causa. Es que la lucha por el rescate de los valores prisionera en las ciudades, también es necesaria en el campo donde existen valores propios y profundos. Un campesino incrédulo y desanimado, con productores sin perspectivas de un mejor mercado (no mercadista), se desalienta y ocurre lo que dramáticamente nos dicen las estadísticas: Mayor empobrecimiento del campo, su abandono, y el crecimiento de los perímetros de las ciudades, sobre todo en el área transitista, o Metro, que hablé al principio.

Todas estas vivencias me han enseñado igualmente, que sólo con una buena y selecta dosis de entusiasmo y motivación es decir, de corazón y mística de quienes tienen en sus manos a cualquier nivel, las grandes y pequeñas decisiones en materia tecnológica, de capacitación e impulso, podrá por fin repensar el sector una real estrategia entonces sí y como dije antes, con visión planetaria. A lo mejor estoy equivocado y existen planes más eficaces. Pero lo que definitivamente no quisiera en mis próximos 25 años de gestión, es ver y oír más de lo mismo, aunque sin duda con otro vocabulario.

 

linea

volver arriba

 volver atras


AYER GRAFICO

Imagen foto

El juego ciencia de ajedrez se popularizó en las instituciones del Estado

CREO SER UN BUEN CIUDADANO

Sin embargo, no hago nada por ayudar a los jóvenes

OPINIONES
Editorial
Reflexiones


 

 


 


PRIMERA PLANA | PORTADA | NACIONALES | OPINION | PROVINCIAS | DEPORTES | LATINOAMERICA | COMUNIDAD | REPORTAJES | RELATOS | VARIEDADES | CRONICA ROJA | HOROSCOPO | SOCIALES | EDICIONES ANTERIORES | BUSCADOR DE NOTICIAS | OTRAS SECCIONES

linea
linea gris

bandera de Panama 

 

Copyright 1995-2000, Derechos Reservados, Editora Panamá América, S.A., EPASA