EDITORIAL
Presupuesto y deuda
El proyecto de Presupuesto General del Estado la vigencia fiscal del 2001 pone de manifiesto que Panamá debe destinar 1,178 millones de balboas para el servicio de la deuda pública. Es decir, el 20.8% de los recursos contemplados para el próximo año irán a caer en manos de los acreedores del país. En base a las cifras adelantadas por el Ministerio de Economía y Finanzas, durante cada día del año entrante, Panamá deberá desembolsar algo más de tres millones de balboas para cumplir sus compromisos con las Instituciones Financieras Internacionales y otras entidades y empresas. La exposición de motivos del proyecto de presupuesto deja bien claro que el peso de la deuda obliga al país a amarrarse el cinturón y aplicar una auténtica disciplina fiscal. Los técnicos del gobierno advierten que se debe enfrentar en los próximos años la solución y no solamente el manejo de la deuda, ya que la misma condiciona el crecimiento y desarrollo económico de la nación. La deuda pública asciende a 7,831 millones de balboas. Una iniciativa para utilizar los recursos del Fondo Fiduciario para la recompra de bonos Brady fracasó este año, por lo que se deben buscar otras opciones para reducir una deuda que nos agobia y consume gran parte de los recursos que se debían utilizar para desarrollar infraestructuras e inversiones sociales. Hay que recordar que la deuda panameña apenas alcanzaba los 200 millones de balboas antes de la dictadura militar, pero los empréstitos fáciles que concedieron con cierta complicidad las llamadas IFIs, hoy mantienen al país a punto de ahogarse en intereses y en la amortización de esos compromisos. El enorme peso de la deuda obliga a los gobiernos a endeudarse más para cubrir sus necesidades presupuestarias y déficit fiscal de cada año y comienza así un nuevo ciclo de endeudamiento, que nunca acaba. Aparte de eso, los gobiernos deben enfrentarse a la población que reclama mejores condiciones de vida y empleados que reclaman ajustes salariales, lo cual se dificulta, por el eterno problema de la deuda externa o mejor dicho eterna. La situación debe llevar a reflexionar a los gobernantes que gustan de endeudar a diestra y siniestra al país, desconociendo irresponsablemente que está comprometiendo a las futuras generaciones, porque al final, los que pagamos las deudas y los intereses de esos compromisos, somos los contribuyentes.
PUNTO CRITICO |
 |
|