FAMILIA
Adolescentes no quieren estudiar

Tomado
De Internet
No les pasa a todos, pero la entrada a la adolescencia supone un cambio de actitud en el estudio. Hay una relación directa entre esta etapa de desarrollo y el rendimiento escolar. Analicemos algunos cambios de comportamiento a partir de los 14 años. Afán de aprender, curiosidad intelectual, interés por todo. Se manifestaba con preguntas a los profesores y a los papás. Se reduce la curiosidad intelectual. Le interesan pocas cosas y esas cosas están por fuera de los libros. A duras penas pregunta algo relacionado con el estudio. Le encantaba destacarse en el colegio y quedar bien ante sus padres, profesores y compañeros. Ser el primero en clase, era una de sus ilusiones. Prefiere destacarse por otras cosas: montar en moto, vestirse a la moda, estar al día en las telenovelas. Activo, con ganas de actuar. Disfrutaba haciendo las tareas escolares porque hacer cosas le hacía sentir bien. Pasivo, se pasa mucho tiempo sin hacer nada, como cansado de la vida. Las dificultades que surgen lo desaniman y empezar algo le cuesta demasiado. "¡Estudiar es harto!", "los profesores me la tienen montada", "los compañeros me caen mal". Disfrutaba yendo al colegio. Todo lo que le sucedía allí era tema de conversación. Sale con cara de aburrido y evita hablar de lo que le ocurre. Sólo lo hace para quejarse de algo que le molesta. Es un cambio radical, pero ¿cuáles son las causas? El adolescente suele ser un estudiante en crisis porque esta etapa es problemática. Está en un proceso de autoafirmación, de conocimiento de sí, de cambio. Es una crisis de crecimiento indispensable para pasar de la niñez a la edad adulta y consolidar su estructura física y psíquica. El bajón en el estudio suele ser temporal. Cuando el adolescente ha tenido un buen rendimiento escolar en los años anteriores, lo más seguro es que la causa del bajón se deba a la adolescencia: Por estar atrapado en su "drama interior" el estudio pasa a segundo plano. Los motivos para estudiar han cambiado. Ya no le sirven los de antes, entonces hay que buscar nuevos incentivos, pero especialmente aprender a motivarse a sí mismo. El adolescente suele ser impaciente (quiere todo aquí y ahora), cómodo (busca lo fácil, huye del esfuerzo), de moral frágil (se desanima ante las dificultades), perezoso (aplaza las tareas, las deja sin acabar) y anárquico (se niega a seguir planes y horarios). Todo esto se opone al trabajo bien hecho. Es poco dócil ante las indicaciones, se muestra autosuficiente como un mecanismo de defensa ante su propia inseguridad. El bajo rendimiento genera un nuevo conflicto: las peleas con los papás y las amenazas de castigo. Hay que actuar con cariño, autoridad, comprensión y exigencia para que la crisis pase sin dejar huella. Conozca los síntomas propios de esta edad para que no lo sorprendan: tendencia a estudiar sólo para el examen, estudio apresurado, poco esfuerzo... Antes de que se presente un bajón en el estudio, aproveche para fomentar gustos y aficiones que luego servirán de punto de apoyo para exigir en otras áreas: "Te compramos el quemador de CDs, pero tú te comprometes a no usarlo sin haber hecho las tareas". Demuestre interés por las actividades del colegio y hable más con los profesores para conocer la situación del hijo. Identifique cuál es el problema: si es que no entiende lo que estudia, si no dedica suficiente tiempo, si el problema es afectivo, si el método no es adecuado. Cada caso tiene una solución.
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Antes de que se presente un bajón en el estudio, aproveche para fomentar gustos y aficiones que luego servirán de punto de apoyo para exigir en otras áreas: "Te compramos el quemador de CDs, pero tú te comprometes a no usarlo sin haber hecho las tareas". Demuestre interés por las actividades del colegio y hable más con los profesores para conocer la situación del hijo. Identifique cuál es el problema: si es que no entiende lo que estudia, si no dedica suficiente tiempo, si el problema es afectivo, si el método no es adecuado. Cada caso tiene una solución.
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