CREO SER UN BUEN
CIUDADANO
Sin embargo, pretendo enriquecerme a costa de otros
Parece que el engaño y la trampa son tendencias muy humanas, universales, que han clavado sus uñas en la idiosincracia panameña para nunca sacarlas. Los comerciantes compran barato y venden caro, aprovechándose arteramente de la ley de oferta y demanda; los transportistas quieren hacer dinero más fácil, atrapando al pueblo en una tarifa leonina por la que no se pueda quejar; los políticos cobran pro debajo de la mesa, entran pobres al engranaje de poder, y salen ricos. Así las cosas, ¿qué le queda al pueblo, sino imitar para sobrevivir? Por eso el robo de luz, la trampa con los teléfonos, el daño de los estacionómetros, los robos a bancos y locales comerciales. Porque no hay valores a ningún nivel, ninguno.
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