FAMILIA
Narcóticos
James A. Inciardi
El descubrimiento tanto de
la codeína cuanto de la diacetilmorfina había sido el resultado
de una búsqueda duradera de sustitutos más eficaces de la
morfina. Este interés surgía no sólo de las calidades
analgésicas de las drogas opiáceas sino también de
sus efectos sedantes en el sistema respiratorio. El trabajo de Wright, sin
embargo, en gran medida pasó sin que se conociera. Unos 24 años
más tarde, no obstante, en 1898, el farmacólogo Heinrich Dreser
informó una serie de experimentos que había llevado adelante
con diacetilmorfina, señalando que la droga era altamente efectiva
en el tratamiento de la tos, los dolores de pecho y las incomodidades asociadas
con la neumonía y la tuberculosis. El comentario de Dreser adquirió
inmediata notoriedad, pues se había producido en una época
en la cual los antibióticos todavía eran desconocidos, y la
neumonía y la tuberculosis estaban entre las causas principales de
muerte. Afirmaba que la diacetilmorfina tenía un efecto sedante más
fuerte en la respiración que la morfina o la codeína, que
el alivio terapéutico llegaba rápidamente y que la probabilidad
de una sobredosis fatal era casi nula. En respuesta a tales informes favorables,
empezaron a comercializar la diacetilmorfina, bajo el nombre comercial de
heroína, llamada así por la palabra alemana heroisch, heroico
y poderoso.
EL NEGOCIO DE "MERCA"
Muchos individuos han llegado a la conclusión de que vender "merca"
es un negocio muy provechoso. Estos individuos han enviado a sus agentes
a mezclarse con las bandas que frecuentan las esquinas de nuestras ciudades,
instruyéndolos para que tomen drogas. También se han empleado
porteros, patrones de bares y taxistas para ayudar a vender el hábito.
El plan ha funcionado tan bien que difícilmente exista un salón
de billares en Nueva York que pueda no ser llamado un lugar de reunión
para los demonios de la droga. Se ha puesto la droga en caramelos y se los
ha vendido a los chicos de colegio. Los individuos que conspiran, al estar
familiarizados con la acción de formación del hábito
de las drogas, creen que el creciente número de "demonios"
creará una mayor demanda de la droga y de esta forma construirán
un negocio provechoso.
Para fines de la década, otros observadores advertían que,
si bien el adicto medicaamente inducido todavía era prominente, una
nueva población acababa de emerger. Era una población del
submundo, principalmente compuesta por consumidores de heroína y
cocaína que habían empezado el consumo de drogas comoo consecuencia
y asociaciones con otros delincuentes. Así, parecería que
la emergencia del delincuente adicto no era simplemente consecuencia de
un proceso de criminalización causa/efecto, la definición
de la Ley Harrison del consumo de narcóticos como un delito. Más
bien, probablemente, era el resultado de los efectos de la legislación
combinada con la emergencia de una nueva categoría de consumidores
que ya estaban dentro del submundo.
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Organizan seminario sobre salud ambiental en
la UP
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