Sentí amargura al ver la escena. ¿Cómo es posible que esto ocurra en un país lleno de dinero y rascacielos? Claro que sabemos hace rato que en Panamá hay mala distribución de la riqueza. Pero ver a centenares de panameños hacer filas por horas para comprar en la Feria Compita, me llenó de dudas.
¿Cuántos centavos se ahorrarán en esa Feria? ¿Vale la pena asolearse y cansarse por esta economía?
Todos sabemos que vivimos en un país de contrastes. Mientras nos comparan con los Emiratos Árabes, llenos de petróleo, existen en la capital y alrededores gente muy pobre.
Aclaro que no estoy en contra de los productos Compita, que el Gobierno vende a menor precio.
Sugiero que esas ferias sean permanentes, para evitar las aglomeraciones de clientes.
Por lo visto la "danza de los millones" de programas del Gobierno del Cambio, no ha llegado a los alimentos básicos del panameño.
Hace poco se informó que los campesinos y finqueros han dejado de sembrar decenas de miles de hectáreas. La solución más rápida ha sido comprar productos como arroz, maíz, etc. en el extranjero.
¿Y nuestros campesinos? Bien, gracias, ¡qué busquen otra manera de ganarse la vida!
No es positivo que un país no pueda producir sus propios alimentos. Estará expuesto a la fluctuación de precios del extranjero.
Este Gobierno no ha podido controlar dos grandes problemas, como son inseguridad y alto costo de la vida.
La canasta básica sigue aumentando, golpeando los bolsillos de las personas más humildes.
Sólo así se explica pasar horas bajo el sol, para ahorrarse unos centavos en la compra de los alimentos populares.
Imagino si esas vistas son transmitidas al exterior, el daño que le harían a nuestros país como destino turístico.
Hay que poner los principales cerebros del Gobierno a trabajar, para mejorar la producción agropecuaria.
Que se hagan proyectos rápidos, que lleguen a todos los sectores del campo, especialmente a los de nivel medio y bajo.
No podemos considerarnos un país en vías de llegar al Primer Mundo, si sufrimos estas limitaciones.
Nada de llegar a los extremos de comer "yuca con miel", como dijo una vez el doctor Arnulfo Arias.