domingo 24 de septiembre de 2006

 

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Fidel de pelotero a "Senador" en Washington
De haber aceptado la oferta de 5 mil dólares para ser profesional en el béisbol, hubiera sido un Senador en el equipo de pelota profesional de Washington en las Grandes Ligas, en los años 40 y la Cuba hubiera tenido una vida diferente a la actual.

José Pineda ([email protected]) | Crítica en Línea

En aquellos años, por allá entre 1942 y 1944 se paseaba en las tierras cubanas un pitcher zurdo de buenos lanzamientos, curva de arco iris y una inteligencia insuperable para realizar sus envíos. Un veterano scout del béisbol de Grandes Ligas, de nombre Howie Haak de los Piratas de Pittsburg dijo: "es un buen prospecto, porque puede lanzar y pensar al mismo tiempo".

Tanto Haak como otros buscadores de talento, tenían palabras de elogios para Fidel Alejandro Castro Ruz, de 18 años de edad, espigado, brazos largos y una pasión especial por la pelota. Uno de esos cazadores de peloteros, llamado Joe "Papa" Cambria le tocó la puerta a la familia Castro y le ofreció una oportunidad de hacerse profesional con el equipo Senadores de Washington. Cambria había ofrecido 5 mil dólares en un bono de firma y la oportunidad de llegar a las Grandes Ligas.

Castro y su familia descartaron la oferta, y el mismo jovencito, parecía tener otras ambiciones en la vida, tan grandes como para tener su propio equipo de béisbol y derrotar a equipos de Grandes Ligas, como pasó en 1999 y el triunfo retumbante de la selección cubana ante los Orioles de Baltimore en casa de los pájaros dorados.

"Su recta no es extraordinaria, pero sí aceptable. Posee una buena variedad de curvas y utiliza la cabeza": Joe Cambria, de los Senadores de Washington.

Fidel Castro ama la pelota desde muy pequeño, es cubano de nacimiento y allí los seres humanos llevan el béisbol en la sangre, desde sus primeros pasos. Fidel Castro hubiera podido ser pelotero profesional, pero prefirió ser comunista, gobernante, miembro de la historia política y un personaje de fama mundial. El béisbol hubiera cambiado la historia, pero cada historia tiene un inicio y ese era el comienzo de una era política para el infinito.

Castro en medio de su vida juvenil y sus agigantadas pisadas hacia la inmortalidad, pasó un capítulo curioso con el béisbol, siendo líder estudiantil y promesa de jefe de estado. Fue en un partido de la liga cubana, cuando jugaban los equipos de Marianao y Cienfuegos. En esa noche de pelota, la demostración tomaría otro giro; Fidel Castro invadió el terreno de juego en una forma sorpresiva y caminó hacia la goma de lanzar y le pidió el guante al lanzador del Marianao que abandonó el terreno de juego sin decir nada.

Don Hoak, un americano que fungía de refuerzo para Cienfuegos, observaba a Castro, alto y delgado sin espejuelos, lucía una mini barba, llevaba puesta una camiseta blanca por fuera del pantalón y unos zapatos negros. Con el guante ya puesto le hizo una señal al receptor veterano Mike Guerra del Marianao para calentar su brazo y que había jugado en las Grandes Ligas con los Senadores del Washington y Atléticos de Filadelfia.

Castro dejó mudos a todos, inclusive al árbitro jefe del partido que le siguió la corriente. Ya tenía fama de líder y demostró a todos de lo que era capaz cuando se encaramaba en la colina. Fidel retó a Hoak, le hizo batallar con lanzamientos en recta a gran velocidad y con su curva demoledora. Hoak estuvo contra la pared y con dos strikes, decide dejar el jueguito y abandonar la farsa que se jugaba en el terreno en ese momento. Castro fue removido del terreno por los policías y devuelto a las tribunas.

Don Hoak llegaría a las Grandes Ligas entre 1954 y1964, jugaría 11 temporadas con los Senadores de Washington, cumpliría un pasaje por el Juego de Estrellas y sería recordado como aquel pelotero de Estados Unidos que libró una batalla contra Fidel Castro en tierras cubanas.

Muchos desconocen de las habilidades del zurdo cubano de espesa barba y largos brazos. El béisbol ha sido siempre un elemento inseparable en la indumentaria del Comandante, quizás un prendedor que abotona en su colección de medallas de gran valor, pegadas al corazón.

Luego de los años Don Hoak replicó en una entrevista: "Fidel Castro debió haber sido lanzador en vez de Primer Ministro".

En una ocasión, Fidel siendo ya un líder de la Revolución, decidió enfundarse el uniforme de béisbol y crear su propio equipo, a su estilo y con sus reglas. Todavía se recuerdan aquellas jornadas de 1959. Castro dirigía el país desde hacía unos meses y el 24 de julio preparó el que pudiera considerarse su debut oficial en el Estadio del Cerro, vestido de pelotero. (Asumió el poder el 1 de enero de 1959).

Rehusó lucir en esa oportunidad el uniforme del Almendares o el de los Leones del Habana, aún los clubes más populares de la Isla, para enfundarse en el de su propio equipo, Los Barbudos de la Sierra, y competir contra una selección de la Policía Nacional Revolucionaria en un par de entradas de exhibición. Hasta se rumoró un encuentro de lanzadores entre Fidel y Camilo Cienfuegos, pero este último evitó enfrentar al líder de la Revolución Cubana con el célebre argumento de que "contra Fidel, ni en la pelota".

Pero hay quienes dicen que la historia de Fidel como lanzador fue sólo un invento de la prensa de aquellos años.

Lo cierto es que Cuba de la mano de Fidel ha sido de las más grandes potencias del mundo en el deporte, y qué decir del béisbol donde son los grandes. ¡Viva el béisbol!

 

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