Qué fácil debe ser para esta deportista ser mujer, sobre todo porque sus medidas distan mucho de las esqueléticas modelos que vemos a diario en concursos de belleza y pasarelas de modas. Yo he visto mujeres bonitas, pero como la rusa María Sharapova muy pocas.
La belleza de María Sharapova, debe ser un aviso a los centros de moda y al resto de las mujeres. A los primeros, porque esas bellezas tan flacas que presentan son un mal ejemplo para la salud, casi tan peligroso como el cigarrillo y para las mujeres que no traten de imitar a esos esqueletos andantes con ropas femeninas. Conocemos casos de damas que por culpa de la moda de estar flacas, se someten a verdaderos regímenes de hambre, descuidando a sus hogares y sufriendo de penosas enfermedades irreversibles.
María, actual campeona del USOPEN de tenis, es tan bella, que con cualquier gesto deja sin habla a millones de hombres y con una sonrisa es capaz de destrozarle el corazón al resto de los caballeros que admiramos a las mujeres.
La noche que la vi por televisión, quedé alelado y vine a recapacitar después que el país entero lanzó desde el mismo centro de sus estómagos un gigantesco ¡AJOOO!.
Y no era para menos, pues me imagino que una inmensidad de neotropicales al ver a Sharapova vestida con su modesto traje de tenis negro, dando saltitos con sus dos piernas macizas, su cintura diminuta y su carita fresca y lozana quedaron sin atinar a probar bocado, refresco ni picaditas mientras la beldad contestaba los lances de su rival belga que parecía ante Sharapova una pulguita invasora a punto de saltar de un perro callejero. Qué dolor porque el juego terminó tan pronto. Aunque los tiempos han cambiado, no dudo que ante su indiferencia hará desmoronar héroes y suicidarse a los más valientes por su belleza desbordante y saludable.