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EDITORIAL
¡Vade retro, Montesinos!
El silencio de Vladimiro Montesinos, oscuro jefe de inteligencia peruano, se rompió la noche del viernes, cuando el primer ministro del país suramericano, Federico Salas, pidió al gobierno de Panamá asilo político para el corrupto militar. Los ministros de Estado panameños corrieron a reunirse con la mandataria Mireya Moscoso, y por vez primera fueron raudos para contestar a un problema planteado y dijeron a coro: ¡No! Antes del sábado último, Montesinos permaneció entre sombras, que es su ambiente natural, y nadie daba cuentas de él. Ahora apareció, buscando una ruta de escape para no acabar en manos del pueblo en llamas, que bien podría hacer público escarnio de él, como le ocurrió en Italia al Duce Benito Mussolini, o al fatídico Nicolás Ceasescu en Rumania. Verdadero poder tras la figura títere de Alberto Fujimori, Vladimiro Montesinos trae a la memoria de los panameños las horas aciagas que le dio Manuel Antonio Noriega a este país. Ambos vivieron su vida en la cuerda floja de la mentira, el engaño y el soborno, ingredientes indispensables del caldo que fascina a los dedicados al espionaje y chantaje políticos. De Montesinos se sospecha su vinculación a los carteles de la droga, misma razón que esgrimieron los estadounidenses para invadir Panamá y arrestar a Noriega, a quien condenaron luego de un juicio público. Ambos, Montesinos y Noriega, son monstruosas creaciones de la CIA, lúgubre organismo de inteligencia de Estados Unidos que ha llenado América Latina de cadáveres y gente y miserable. Tal vez fueron estos recuerdos, los de un Noriega todopoderoso controlando los hilos del poder supremo e impune, los que apuraron la mano de la mandataria Mireya Moscoso para lanzar un ¡Vade Retro! a Montesinos, evitando así que él y todo su engranaje de información malhadada venga a parar a Panamá, donde todos están hartos de tanta porquería. Por lo actuado, tenga la presidenta Moscoso y sus ministros un punto a su favor.
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PUNTO CRITICO |
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