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Una noche para los "demonios" femeninos
Miriam Vicenta Almanza
Crítica en Línea
La fantasía hace volar la imaginación y encender las emociones del ser humano, llevándolas a su máxima expresión. Lo anterior quedó de manifiesto la pasada noche del martes cuando poco más de mil mujeres liberaron sus emociones íntimas, dejando salir el "demonio" de la pasión y sin inhibiciones de ningún tipo, manifestaron su sentir, unas a otras, ante el espectáculo que ofrecieron ocho atractivos hombres. "Sólo para mujeres", un "show" que reúne a reconocidas figuras de la pantalla en el arte de la actuación y el canto, significó más que un momento de manifestación artística, el termómetro para medir la tempestuosidad de las mujeres. Desde las 6:00 p.m. del 19 de septiembre se abrieron las puertas de la discoteca "Sr. Frogs", pero desde las cuatro de la tarde se empezó a dar la afluencia al lugar donde se presentarían los famosos. Dentro del local, las risas, los comentarios picantes, los gritos de euforia se confundían con la música de espera. Los "bar-tenders" posaban frente a los barriles llenos de cerveza, algunos vestidos sólo con pantalones y un delantal, pero desapercibidos por el grupo que sólo se percataba de su presencia para solicitar sus bebidas. Mientras llegaba el momento, con un cigarrillo encendido en una mano, la bebida en la otra, algunas buscaban lugares estratégicos para no perderse ni un detalle del espectáculo. La algarabía fue única cuando aparecieron los ocho hombres luciendo túnicas de monje, pero el alboroto fue mayor cuando descubrieron sus rostros, cubiertos al principio con máscaras, con movimientos sensuales. "¡Aaaay, Dios, aaag!", fueron gritos ensordecedores por cada espacio del lugar. Todas las veces que los chicos quedaban en tanga, como parte de su bien artística coreografía, la euforia era indescriptible. Los labios se pegaban a sus dedos con tanta fuerza para arrancar besos y tirarlos a los hombres sensuales, y con cada movimiento sexual, ellas lanzaban exclamaciones eróticas simulando alcanzar el éxtasis producido por el mágico momento en un encuentro pasional. Como deseando calmar la temperatura de sus cuerpos, tomaban de sus botellas de cerveza y soda, y la gran mayoría saltaba con expresiones en sus rostros que iban desde los ojos cerrados y suspiros profundos con movimientos de cabeza inspirados, hasta apretadas de dientes y exploración de sus labios con la punta de sus lenguas. "Quiero un hijo tuyooo", gritó una joven de facciones asiáticas secundada por sus compañeras que agregaron piropos a los bien cuidados cuerpos de los hombres de la noche. Otras simplemente quedaban con la mirada fija en el centro del escenario como "saboreando" el momento que por su imaginación se cruzaba. "Sólo un momento mi amor, yo sólo quiero un momento contigo", explotó una señora de cerca de 50 años, de cabello rizado y rubio teñido. Y es que esa noche no hubo límite de edad para manifestar que las mujeres son seres sensuales al extremo. "Con razón no me querías dejar veniiir... jajaja", gritó una morena refiriéndose a su pareja y mirando el espectáculo que se desarrollaba ante sus ojos. Manos recorriendo parte del torso femenino en simulados intentos por quitarse la ropa, expresiones en éxtasis, exclamaciones eróticas, comentarios en broma y en serio y demás, fueron registrados durante la hora y 35 minutos que duró el espectáculo. Gordas, delgadas, flacas, altas, bajas de estatura, negras, blancas, mestizas, de clase económica media, judías, jóvenes, maduras, más maduritas... en fin, la mujer en todas sus facetas. Todas dejaron claro esa noche que en Panamá ellas son el complemento del mágico momento de pareja. Y una vez terminado el espectáculo, el lugar donde no cabía prácticamente una aguja, fue quedando espacioso mientras la entrada se iba oscureciendo por la masa que iba saliendo. Adentro la música seguía, pero sin los hombres del espectáculo. "Hey, ¿dónde están las que estaban aquí hace un momento?", dijo riendo Antonio Acevedo, mexicano encargado del equipo de audio y video que vino con los artistas. A más de cuatro días del espectáculo, se escuchan aún los suspiros, de aquéllas que asistieron, evocando los momentos de fantasía vividos.
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