El señor Eusebio Torrero, pescador de la tercera edad, practica el ciclismo aficionado para mantenerse en buenas condiciones en la comunidad de Río Hato.
Mientras recorría las calles, se le ponchó la llanta trasera con dos perforaciones, recibiendo ayuda del señor Claudio Del Balzo, que le inyectó sus inventos el Sellador Del Balz-Eal, además de inflarle la llanta con el Inflaflat por conducto de una manguera de llanta a llanta.
Esta innovación práctica sirve para todos tipo de llanta de transporte.
De esta forma, la actividad del ciclismo se ha visto beneficiada con la llegada de esta nueva tecnología.