Mientras se hacen esfuerzos por mejorar la economía, los Gobiernos de los últimos quince años han gastado millones de balboas en comprar productos en el extranjero, que pueden producirse aquí.
Eso es lamentable. Demuestra la incapacidad de las autoridades relacionadas con la agricultura, en lograr aprovechamiento de nuestros recursos naturales.
Se calcula que cien mil hectáreas de producción han dejado de sembrarse en la era de la democracia (después de la dictadura).
Parece que estamos apostando al Canal y la circulación de mercancías (Zona Libre de Colón), y hemos dejado de producir lo que consumimos.
El asunto no es de balboas solamente. Miles de campesinos han perdido sus empleos debido a esta falla.
La producción ha disminuido una tercera parte en esos años. ¿Ello indica que nos han estado engañando sobre el supuesto éxito de las labores agrícolas?
Existe un ministerio y varias instituciones dedicadas a promover las siembras en el país. Las cifras reveladas, hace poco por la Contraloría, indican que su rendimiento no ha sido bueno.
Pensar que millones de balboas se han pagado a campesinos extranjeros en arroz, produce dolor. Este grano básico en la alimentación del panameño sufrió la desaparición de veintidós mil hectáreas. ¿Por qué será?
Sería bueno que el informe de la Contraloría causara una investigación.
En lugar de perder tiempo, algunos funcionarios, hablando de que si el Partido Panameñista dejará la alianza, lo que deberían hacer es crear buen programa de producción agrícola.
Productos como café, plátano, yuca, ñame y ají tuvieron también su bajón en los últimos siete años. Por ejemplo, en Chiriquí disminuyó en dos mil quinientas hectáreas la siembra de esos alimentos.
No soy experto en agricultura, pero pienso que la falla puede estar en el alto costo de los "insumos" para las siembras. No les extrañe que los préstamos no hayan sido suficientes. O la burocracia refrigerada no actúa.
En fin, lo que sobra en este país son personas que saben de producción agrícola.
No sería exagerado recomendar que se declare la agricultura como actividad "en crisis".
Un buen lema sería: "Politiquería no, producción sí."
