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EDITORIAL
La proliferación de emisoras y el acaparamiento de frecuencias
En los últimos años parece haber un resurgimiento de las emisoras en amplitud y frecuencia moduladas, a juzgar por la cantidad que se está estableciendo en el país. Gran parte de este desarrollo se debe a la libertad de expresión que existe en el país, a pesar de las leyes mordaza que penden como espada de Damocles sobre la sociedad civil panameña. Por eso, es tan común escuchar radios en dos bandas y también el aumento de filiales o repetidoras en el interior. Pese al auge de la radiodifusión panameña, incluso con emisoras colombianas, la radio todavía no alcanza la calidad requerida. Las identificaciones de las emisoras, los noticieros repetitivos, la chabacanería y los locutores con una gran deficiencia de cultura general son la tónica dominante en este medio que ha adelantado técnicamente, pero su ética es cuestionable. Hay actualmente emisoras que tienen dos o más frecuencias y sus propietarios no explican cómo obtuvieron las mismas. Hay otras, nuevas, que irrumpen en el dial sin promocionarse siquiera, dejando que el oyente haga conjeturas sobre el contenido de la programación. Finalmente, la Dirección de Medios de Comunicación ha permitido la chabacanería de locutores, que conversan con sus oyentes sobre temas íntimos, cuando deben saber que la radio es un medio informativo, educativo y recreativo. El Ministerio de Educación debe tomar cartas en el asunto, porque la juventud panameña reacciona como escucha a estos locutores y le gusta imitar el léxico decadente de unos perifoneadores que a lo mejor no han pasado por una escuela secundaria. Así mismo, debemos sugerir que las publicitarias pongan freno a sus creativos que presentan hablando como maleantes y arrabaleros a algunos miembros de nuestra sociedad, lo que deja muy mala imagen como nación.
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PUNTO CRITICO |
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