El caso del subcomisionado de la Policía Nacional, Mauricio Nelson, requiere de una profunda investigación que se desarrolle de manera objetiva y efectiva para esclarecer si es verdad o no los señalamientos que se hacen contra el oficial.
Una prueba que detecte rastros de drogas en vehículos no es determinante en un proceso penal y deberían existir otros indicios o elementos para darle fuerza a cualquiera investigación sobre narcotráfico que se adelante.
No hay duda de que el oficial separado e investigado gozaba de cierto prestigio en la Zona de Policía de Colón, donde ejercía como jefe, por lo que la investigación que lo relacionada a la presunta comisión de un ilícito ha sorprendido a muchos.
Hay sectores que defienden a Nelson y el propio subcomisionado alega que se trata de una trampa, razón de más para reclamar una adecuada investigación para esclarecer el buen nombre mancillado de un oficial o de ser culpable, castigarlo por corrupto.
En todo caso, en la investigación no puede haber la mala fe propia de los cuarteles para fregar a un compañero destacado o en caso contrario, el hacerse el ciego frente a las travesuras de un uniformado por ser amigo de los jefes de turno.
En el caso debe haber mayores elementos. Se pueden revisar el historial de llamadas telefónicas, cuentas u otras evidencias que puedan aclarar las cosas. De igual modo a Nelson, como a cualquier otro panameño, se le debe garantizar un debido proceso.