Los políticos de gobierno y oposición han desatado una polémica reclamando la autoría de la construcción del nuevo puente Centenario y sus dos autopistas de acceso.
Se trata de un ejercicio estéril e infantil. Las obras que se desarrollan con fondos públicos son del Estado y en todo caso de los contribuyentes, que con sus impuestos pagan esas inversiones.
Cuando se tratan de grandes proyectos, muchas veces la culminación del proyecto involucra a dos administraciones.
Recordemos el tema de los Corredores Norte y Sur. Los pasos iniciales los dio la administración de Endara, los completó parcialmente Pérez Balladares y uno de los tramos fue inaugurado por Mireya Moscoso.
El pueblo no es tonto. Sabe a qué gestión atribuirle la ejecución de cada una de las obras existentes en el país.
El puente Centenario y las autopistas costaron más de 170 millones de balboas. Ni los arnulfistas ni los perredistas sacaron dinero de su bolsillo para financiar esas obras, por lo tanto resulta un ejercicio inútil rasgarse las vestiduras para gritar: "esa obra pertenece a mi partido".
Igual sucederá con la ampliación del Canal. Esta será una obra que quizás involucre a tres gobiernos. ¿Qué harán entonces nuestros políticos?.
A uno de los "sabios" que abundan en Panamá quizás se le ocurra ponerle una placa atribuyéndole tal tramo de la obra a su gobierno.
En el país hay temas más prioritarios que estar peleándose una obra que no es de ningún partido, sino del pueblo que con sus aportes al Fisco hace posible cada una de los proyectos que desarrolla el Estado.