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CREO SER UN BUEN
CIUDADANO
Sin embargo, no creo en el amor
La sociedad panameña de hoy ha aprendido que de amor no se come. Por eso nadie ama a nadie. Los matrimonios se están realizando sobre una base barata y de corta vida como las apariencias, el lujo, el apellido, el placer y hasta por la soberana tontería aquella de que "no puedo estar solo". Será porque se aburren de sí mismos (as). Pocas parejas se dan tiempo para conocerse, para valorarse como personas, para aceptarse. Por eso, a la hora de la hora, vienen las sorpresas. Los panameños preferimos las cosas que brillan, lo que se puede tocar (vender y empeñar) y algo abstracto como el amor; mucho menos si involucra aceptación del otro tal como es, aún si no todo lo que voy conociendo me gusta.
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