EDITORIAL
Despidos masivos
En los años ´50 y ´60 la tónica era de botadera masiva cada cuatro años cuando cambiaba algún gobierno. Los panameños estaban tan acostumbrados a tal sistema, que veían como algo natural los despidos que se producían en ese período. En tiempos de los militares, como no habían partidos políticos y reinaba un régimen autocrático, se redujo esta botadera porque el gobierno de aquel entonces impulsaba el partido único de la revolución que era el PRD. Posteriormente, en un populismo demagógico se permitió una apertura democrática y nació la Federación Nacional de Servidores Públicos (FENASEP). La fuerza laboral del sector oficial siempre ha sido considerada un botín de los políticos y cambia de acuerdo a los giros que da la situación por más que haya Carrera Administrativa y FENASEP. Hoy, como ayer, se siguen practicando los despidos masivos sin tomar en cuenta la eficiencia y la antigüedad de los servidores públicos. Arnulfistas y perredistas se apresuran a nombrar sus cuadros y allegados a los partidos, sin importarles el daño que causen a los hogares de muchos panameños. Esta práctica debe cesar ya, porque los empleados públicos se merecen respeto y no deben ser expuestos más a los vaivenes de la política. Casi al mismo tiempo que fueron investidas las nuevas autoridades, los alcaldes anunciaron botaderas masivas en un "quítate tú, para ponerme yo", poniendo de manifiesto que sólo les interesa la parte personal y no la social. El gobierno de Doña Mireya Moscoso debe ser cauteloso en este aspecto y no permitir excesos de sus copartidarios. Se entiende que un nuevo gobierno debe trabajar con gente de confianza y colaboradores leales, pero debe ser también cuidadoso al no discriminar empleados que se han destacado por su eficiencia y honradez. La nueva mandataria ha prometido una cruzada contra el desempleo y no es con despidos masivos que lo va a lograr.
PUNTO CRITICO |
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