EDITORIAL
La cultura y los deportes y su precario presupuesto
Dice un proverbio que un pueblo sin música es un pueblo sin alma y nada más cerca de la verdad que esta aseveración ya que han sido los artistas los que han dado a la patria un himno y un escudo de armas que en compañía de los deportistas han cubierto de gloria la nación panameña.
Es lamentable comprobar el estado de abandono en que se encuentran los coliseos deportivos como el Estadio Rommel Fernández, el Gimnasio Roberto Durán, el Velódromo Nueva Generación y el Estadio Juan Demóstenes Arosemena, entre otros, así como no hay subsidio oficial para el pago de planillas y mantenimiento del nuevo Estadio Nacional construido hace escasamente dos años. Más han sido los fracasos que los triunfos en las diferentes disciplinas, porque a los deportistas se les sigue regateando hasta última hora las partidas que necesitan para representar al país en competencias internacionales y prueba fehaciente de ello lo constituye la incertidumbre de la participación completa de la delegación panameña en los próximos Juegos Bolivarianos. La falta de fondos es la tónica dominante cuando se trata del respaldo a los deportistas panameños.
La cultura no es ajena a esta situación por que ya no se dan retretas populares ni se efectúan conciertos al aire libre con bancas oficiales y escolares porque no hay iniciativa para ello o simplemente están abandonados los gazebos de las plazas públicas. Tampoco se promueven iniciativas de esta clase en el interior del país, donde son escasas exposiciones pictóricas, ferias literarias y los organizadores de festivales folclóricos tienen que mendigar partidas para celebrar estos eventos como el Festival de La Mejorana que es reconocido por la Ley 91 de 1955 expedida por la Asamblea Nacional.
El Gobierno no le da ninguna prioridad a la cultura y el deporte en nuestro país, a excepción de que tengan algún interés político. En los últimos años no ha habido ningún gobernante que le importe desarrollar las bellas artes y el impulso de los deportes.
El Instituto Nacional de Cultura y el Instituto Nacional de Deporte parecen cenicientas por el poco respaldo que reciben del Gobierno pero en esas instituciones deben nombrar personas idóneas que tengan mística y voluntad al trabajo. A los teatros regentados por el Estado como el Nacional y el Balboa se les brinda muy poca asistencia y el Teatro Panamá, ubicado en Calle 16 Oeste, esta cerrado y abandonado.
No podemos presumir de ser un pueblo culto si tomamos a la ligera la exaltación de la cultura y el deporte. Hemos perdido el verdadero sentido de los valores esticos y espirituales.
PUNTO CRITICO |
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