El Gobierno de EE.UU. negó las acusaciones de injerencia lanzadas por las autoridades de Bolivia, que reprochan a Washington el hecho de que maneje su ayuda de forma totalmente unilateral, sin pasar el control del Estado boliviano.
"No hay absolutamente nada de cierto en las alegaciones de que EE.UU. está utilizando sus fondos de ayuda para tratar de influir en el proceso político (de Bolivia) o para, de alguna manera, debilitar su gobierno", aclaró Tom Casey, portavoz del Departamento de Estado.
Casey ha tratado de restar importancia a las informaciones en Bolivia en torno al empeoramiento de relaciones con EE.UU. e incluso al posible abandono del país del embajador en La Paz, Philip Goldberg.