La muerte de Antonio Puerta unió en Sevilla a todo el mundo del deporte, la cultura y la política, que quiso sumarse al dolor de su familia y del sevillismo en la capilla ardiente que se montó en el estadio Ramón Sánchez Pizjuán, y en la posterior incineración, en el cementerio de San Fernando.
Miles de personas visitaron desde la pasada medianoche la capilla ardiente del futbolista y formaron largas colas en los exteriores del recinto deportivo, que tuvieron que ser cortadas a partir de las diez de la mañana, con el fin de preparar el antepalco del estadio para celebrar al mediodía un responso al que asistieron autoridades locales y nacionales.
El presidente de la Junta de Andalucía, Manuel Chaves; el secretario de estado para el Deporte, Jaime Lissavetzky; o el presidente del Partido Popular en Andalucía, Javier Arenas, fueron algunas de las autoridades políticas que acudieron al velatorio.
Lissavetzky anunció que el Gobierno ha concedido a título póstumo la medalla de oro al mérito deportivo al lateral zurdo, y Chaves destacó su "pesar" porque "se ha perdido a una persona humilde que se había abierto camino en el fútbol".
"Hoy (ayer) todos somos sevillistas. Esto ha supuesto un mazazo, porque Puerta era un gran futbolista que ha llevado al Sevilla a las más altas cotas de su historia", añadió Chaves.
Uno de los momentos más significativos fue la llegada del autobús del Real Betis con toda su plantilla de técnicos, jugadores y directivos, con Manuel Ruiz de Lopera, consejero delegado de la entidad, a la cabeza. Una imagen muy dura fue contemplar el desconsuelo del lateral zurdo del Betis, Fernando Vega, formado en los escalafones inferiores del Sevilla, donde coincidió con Puerta, a quien le unía una gran amistad.
Especialmente emotivo fue la salida del féretro desde el Sánchez Pizjuán en una comitiva fúnebre que estuvo escoltada por miles de personas que quisieron despedirse de Puerta, al que también acompañaron hasta la entrada del cementerio.