La madrugada era joven y la música estaba en su apogeo.
La gente se alegraba al son de la bullaranga mientras otros se apuraban el traguito, fuera de cerveza, ron o seco.
El jardín de baile "Los compas", en Pedregal, era el epicentro de la algarabía.
De pronto, la multitud comenzó a recogerse hacia los laterales, unos por empujones, otros por precaución. ¡Se había formado un zafarrancho! Las botellas comenzaron a sonar reventadas, unas en el piso, otras en los cuerpos humanos.
Una mujer de piel negra, estatura alta, vestida con bermudas color blanco y suéter escotado de rayas color blanco y negro, empezó a gritar. De su cabeza comenzó a borbotar la sangre.
Un envase de vidrio se había estrellado en su cabeza abriéndole una brecha.
Los gritos de auxilio no tardaron en escucharse. La presencia de unidades policiales se apoderó del espacio.
La muchacha, que momentos antes estaba en compañía del hombre que dice amarla y que es reconocido por allegados a ambos como el novio de la infortunada, desapareció del lugar abandonándola a su suerte, según dijo ella misma.
La herida, con el dolor reflejado en el rostro, fue traslada al Cuarto de Urgencias por los agentes de la Policía Nacional, para recibir atención.
Allí fue identificada como Linosca Irving.
El acto violento se suscitó durante una riña que debe ser investigada por las autoridades.
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Las muchachitas que gustan de salir a fiestas, deberían salir en compañía de quienes puedan respaldarlas en un momento dado, sea familiar o amistad, y tratar de mantenerse alejadas de los problemas.