La selección española de baloncesto celebró ayer en un conocido restaurante de Pekín, junto a familiares y amigos, la consecución de la medalla de plata en los Juegos Olímpicos, una presea "que sabe a oro", según explicó Rudy Fernández antes de empezar la cena.
El alero mallorquín, que jugará la próxima temporada en los Portland Trail Blazers de la NBA, aseguró que la final fue un partido "increíble", a pesar de algunas decisiones arbitrales que "no se entendían".
"Hubieron cosas que no entendíamos, sobre todo los pasos, que son reglas FIBA, no reglas NBA", dijo Fernández.