Aunque Panamá está inserta en él, poco se ha hecho por ilustrar a la ciudadanía al respecto del mundo naviero internacional y, en consecuencia, pocos entienden la dinámica de su más significativa evolución: el uso de contenedores.
De su impacto explosivo (que sigue y seguirá creciendo exponencialmente, hágase o no la ampliación) resulta claro que el problema no es el tamaño de buques que transiten nuestro Canal, sino el volumen de carga que se trasiegue aquí en Panamá - eso es lo que agrega valor a la economía nacional. La forma más sencilla de visualizar esta nueva modalidad es entender que un contendedor no es sino una especie de pieza de "Lego".
Los contenedores tienen un mismo tamaño --según su categoría - igual que los Legos. Por tratarse de un mismo diseño pueden combinarse y colocarse uno encima del otro - igual que los Legos. En alta mar, los buques cargan 10 o más hileras de contenedores sobre cubierta, pero al llegar al Canal deben reducirlos a hasta 5 hileras según el diseño de la nave, lo que permite (o no) la visibilidad en sus puntos angostos (los "Legos" que sobran viajan al otro océano en tren, a esperar a que su barco transite el Canal, para volver a conformar sus 10 hileras de altura).
Tal versatilidad es la clave de su éxito: el contenedor simplifica el manejo de insumos a todo lo largo de la línea de producción que constituye hoy día la industria internacional. El meollo del problema es cómo hacerlo eficientemente, no si se hace en
post-Panamax, o no.
Pero el trasiego de contenedores de un mar a otro no tiene que ser por Panamá: hay y habrán alternativas. Por ejemplo, Honduras ya comenzó su canal-seco para ahorrarse 100 de los 680 kilómetros de carretera pre-existentes, financiado con $110 millones del Plan Puebla-Panamá, para trasegar contenedores en mesas y camiones. Tamaña inversión para acortar algo de distancia reconoce que los hondureños comprenden que no siempre hay un transporte disponible por la vía toda-agua, sin hacer trasbordo en algún punto intermedio. Y apuestan a que se haría en Honduras o El Salvador, países que carecen de nuestras eficientes facilidades portuarias industriales. Si logramos trasbordar más "Legos" en Panamá potenciaríamos al máximo nuestra posición geográfica y los puertos pre-existentes. Y la forma más barata es completar los 40 kilómetros que faltan en nuestro propio canal-seco --la nueva autopista a Colón-por menos de $100 millones. Y, de ñapa, tal "Corredor de Contenedores" eliminaría el peligro de la Transístmica y reduciría nuestra dependencia sobre un único puente en el río Chagres -- todo a menos de lo que ya invierten los hondureños.