Los habitantes de Buenos Aires se detuvieron asombrados: admirados, risueños, preocupados y esperanzados. Delante de ellos, en uno de los lugares más céntricos de la ciudad, se levantaba una estructura semejante al célebre Partenón de Atenas.
Sin embargo, este partenón no era de mármol, como aquel templo dedicado a la diosa Atenea en el año 438 antes de Cristo. Este moderno partenón estaba hecho con veinticinco mil libros y había sido idea de Marta Minujin, una mujer amante de la libertad. Después de haber sido exhibidos un tiempo, los libros fueron regalados a todo el pueblo: veinticinco mil libros entregados a un pueblo ávido de leer.
¡Buena idea la de celebrar la libertad y la democracia con un partenón moderno hecho de veinticinco mil volúmenes de literatura! La libertad y la democracia son los mejores climas para desarrollar la cultura, la inteligencia, el arte y el espíritu creativo.
Los libros son el vehículo de la cultura. Son amigos silenciosos que iluminan la mente, crean buenos sentimientos, elevan la dignidad y liberan el espíritu del ser humano. Y son armas contra la ignorancia, el oscurantismo y la pobreza.
No obstante, hay libros y más libros, y no todos los libros que se imprimen son convenientes. Hay libros que difunden la verdad, la espiritualidad, la decencia, la moral y la fe. Pero hay otros que hacen precisamente lo contrario: nublan el entendimiento, difunden la mentira y el error, esparcen las tinieblas y confunden la razón.
Cada año millones de libros salen de las imprentas para ir a parar en las manos del público. No todos esos libros merecen el papel y la tinta con que están impresos. Mejor sería que muchos quedaran sepultados por siempre en la mente que los concibió.
Hay un solo libro que se eleva por encima de todos. Es el único Libro contra el cual no debiera haber ningún prejuicio, ningún recelo, ninguna sospecha. Ese libro es la Biblia: la eterna, sabia y universal Palabra de Dios.
Es el libro que necesitan todas las almas, todas las familias, todas las naciones. Porque es el libro que conduce a la verdad salvadora, Jesucristo, el único camino, la única verdad y la verdadera vida. Pudieran desaparecer todos los libros del mundo y quedar sólo la Biblia, y sin embargo ese solo libro nos llevaría a la salvación, a la libertad y a Dios.