El panameño Jorge Grajales era dueño del montículo del Yanqui Stadium. La pelota, deporte nacional de los Estados Unidos, sólo conoce de coraje, admiración, amor y desprendimiento. Deporte hermoso que luchó toda su vida contra la discriminación racial y física... hoy viste colores de inclusión, porque para el béisbol todos somos iguales.
Grajales, quien no posee las cuatro extremidades, es ejemplo de lucha, de miradas lejanas, cuando tuvo el honor de hacer el lanzamiento inician en el Yanquis-Tigres.
El pequeño, panameño, tanto como su ídolo Mariano Rivera, compartió con un grupo de jugadores de los "Bombarderos", encabezados por el cerrador criollo, y la fundación HOPE, que busca la superación de las personas con discapacidad, compartieron con Grajales.
"Hemos ayudado Jorge a través de todos estos años para hacerle sentir que es una persona especial", dijo John Dyksen, padre adoptivo de Grajales en una entrevista a www.nj.com . "El hecho de que no tenga manos y pies no importa. Él sigue siendo especial".
TRAGICO
Un año después de su nacimiento en las zonas rurales de Coclé, la tragedia acompañó a Jorge, al contraer una infección que le ocasionó una gangrena en sus miembros superiores e inferiores. Esto llevó a los médicos a tomar una dura decisión, pero la única opción para salvar la vida, que era amputar sus cuatro extremidades.
"Cuando me ven sin brazos y sin piernas, la gente piensa que no puedo hacer nada", dijo Grajales. "Yo les digo: Yo puedo hacer todo. Y sólo les muestro cómo hacerlo e inspirarlos en su vida".
La familia Dyksen conoció la historia de Jorge en su iglesia y se enamoraron de ella, pero aún no estaban preparados para enfrentarlo.
"En realidad, nos sorprendimos cuando se nos pidió adoptar a Jorge", acotó Dyksen. "Mi mujer (Rosita) preguntó: " ¿Cómo vamos a cuidar a un niño sin manos y sin los pies? "Pero desde el momento que lo vi, todos esos temores se fueron. Sólo creció en nosotros inmediatamente el amor por él".
MOMENTO ESPECIAL
Al conocer a su jugador favorito, Jorge mostró toda su madurez y no actuó como la mayoría de los adolescentes, que se desmayan o se vuelven locos. En su lugar, le dio un abrazo a Rivera y sólo le hizo una pregunta: "Um, ¿cómo estás?"
"A veces lloramos pequeñas cosas", señaló Rivera. "Nos quejamos y aquí hay un niño que nunca lo ha hecho. ¿No es asombroso? Pero él se preocupa por los demás".
Antes del encuentro del lunes, Jorge participó en las prácticas junto a Alex Rodríguez.
Entonces, el momento cumbre de la noche llegó: Jorge le demostró a todos que puede y lanzó la primera bola del partido.
"Mi mamá dice que puedo ser alguien, que va a un hospital y mostrarme a otras persona con mi condición", expresó con una sonrisa. "Con esto les enseño cómo ser en el futuro. Donde su vida no tiene que terminar".