En la primera clase de Periodismo le digo a los novatos que ningún periodista se hará millonario. Eso sí, disfrutarán siendo "testigos de la historia" y podrán mejorar las condiciones de vida de Panamá. Pero eso no ha sucedido con otras personas, tanto extranjeras como panameñas. Aunque algunos lo duden, se hicieron millonarios de manera legal, a base de trabajo, iniciativa y más trabajo.
Entre los extranjeros siempre recuerdo el caso de un español que llegó al país "en alpargatas" (cutarras españolas).
No sé si había terminado la educación primaria. Comenzó a trabajar en tiendas de paisanos y con el tiempo llegó a tener una cadena de supermercados... y varios millones.
Cuando se retiró del negocio, buscaron administradores con títulos de aquí y el extranjero. No pudieron mantener el imperio de este exitoso emprendedor.
Otro extranjero comenzó su fortuna haciendo galletas en el garaje de su vivienda, las cuales vendía de tienda en tienda. Con los años también fue millonario.
Vi a un carnicero italiano en su puesto de ventas en un supermercado. No se quedó allí para siempre. Con los años fue dueño de fincas, frigoríficos, supermercados, gracias a los millones que hizo.
Seguramente habrá más casos como éstos, que no he logrado conocer en mis averiguaciones.
También este "fenómeno" se ha dado con panameños.
En Chiriquí me cuentan de un joven que comenzó barriendo un local comercial.
Con los años, llegó a ser dueño de empresas y millonario.
También en Chiriquí a otro joven hace años lo vieron vendiendo kerosín. Pasaron los años y se convirtió en un exitoso empresario millonario.
¿Qué características tuvieron estos "emprendedores"?
No importa la nacionalidad. Lo que vale son los deseos de superación, (autoestima elevada), tener sueños y metas... Y el trabajo intenso con su dosis de ahorro para invertir.
Nada de gastarse la quincena en lujos, fiestas, juegos de azar, etc.
Al principio pasaron dificultades, por supuesto. Luego "cosecharon lo que sembraron", como se dice en la Biblia.
Nada de conformarse con un sueldo de funcionario público, ni andar lamentándose cuando sufren un fracaso. Esto les sirve de experiencia.
Pero... no les extrañe que más de un flojo los envidie...