Con la esperanza de que cada día aumente en ti el deseo de hablar con Dios, nuevamente te regalamos otra reflexión del Papa Juan Pablo II sobre el mundo creado por Dios para el hombre.
Nuestro tiempo, el de nuestra generación, en este periodo de la era cristiana, aparece como una época de enorme progreso, pero también como un tiempo de multiformes amenazas para el hombre. La Iglesia debe hablar sobre ello a todos los hombres de buena voluntad y dialogar con ellos sobre estos problemas.
La situación del hombre en el mundo contemporáneo, de hecho, parece estar lejos de las exigencias objetivas del orden moral, de los postulados de la justicia y, mucho mas, del amor social.
No se trata de otra cosa que de lo que se hizo realidad en el primer mensaje del Creador, dirigido al hombre al hacerle entrega de la tierra para que la dominase.
Este primer mensaje fue confirmado después por Cristo Señor en el misterio de la redención.
El Concilio Vaticano II tiene unos capítulos bellísimos sobre la realeza del hombre, es decir, sobre su vocación a participar en la actividad real.
El significado esencial de esta realeza y de este dominio del hombre sobre el mundo visible, encomendado a el por el Creador como tarea, consiste en la prioridad de la ética sobre la técnica, en la primacía de la persona sobre las cosas, en la superioridad del espíritu sobre la materia. |