EDITORIAL
Estatua para Pedrarias
Hoy, 15 de agosto, se celebra
otro aniversario de la fundación de la "muy noble y leal Ciudad
de Panamá" en el sitio donde la voluntad decidida de Pedro Arias
de Avila, español segoviano, de estirpe conversa, quien peleó
junto al monarca ibérico en la Toma de Granada, lanzó hierba
a los cuatro puntos cardinales y asentó la picota de la justicia,
como preveían las normativas reales y a partir de lo cual se hicieron
las mediciones cuadriculares del urbanismo español.
Al cumplirse los cuatrocientos setenta y nueve años de aquel evento
histórico, la urbe original fue destruida, trasladada y reconstruída,
resultas del flagelo de los piratas que obligaron a su mudanza a la península
que ocupa el Casco Viejo, según los dictámenes del arquitecto
Antonelli; mientras espirales de riquezas venidas de Suramérica recorrieron
sus caminos para pagar el boato de la corte madrileña acogotada por
las deudas bancarias con los mercantilistas germanos.
Pedrarias Dávila es personaje digno de mejor destino; su arrinconamiento
histórico, producto de emotivas consideraciones, olvida los hitos
de sus quehaceres centroamericanos y panameños y lo priva de la estatua
merecida, mientras otros personajes, Vasco Núñez de Balboa,
descubridor del Mar del Sur, la Reina Isabel, motor y apoyo de las búsquedas
descubridoras, conservan en el duro bronce sus recuerdos valiosos.
La decapitación de Balboa, consecuencia procesal de su conducta
de sedicia contra el poder real, y las desobediencias a los dictados del
emisario del monarca, es mancha, mácula que impone tacha a Pedrarias
Dávila, y sirve de sostén a la leyenda negra de infernal caracterización
que se hace del guerrero, que vino a tierras de Castilla de Oro, con setenta
y cinco años de edad, y no dudó en viajar a Nicaragua a castigar
a los hermanos Cordoba, quienes se levantaron con propios estandartes desconociendo
la autoridad del rey, a los que decapitó, sin dilación, ni
temor.
Hoy, en medio del jolgorio y las festividades, cuando las palabras elocuentes
de los tribunos rehagan la importancia de la gesta fundacional, se impone
que alcancemos el compromiso de erigir la estatua merecida a Pedro Arias
de Avila, fundador de la Ciudad de Panamá.
El puente terrestre que constituye el istmo panameño sirvió
de pivote a los descubrimientos y conquistas de América del Sur;
en la Ciudad de Panamá, la iniciativa de Pizarro, Almagro, Luque
y Pedrarias, hizo los arreglos expedicionarios para conquistar el Perú
incaico.
La celebración de este aniversario fundacional permite reflexionar
con sereno ánimo, con patriótico acento, y decidida voluntad
creadora, sobre el destino urbanístico y social que pretendemos lograr
en la caótica urbe capitalina, con carencias abismales y depauperación
creciente, de miseria galopante, y violencia desatada para así alcanzar
soluciones idóneas, de valía y progreso.
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AYER GRAFICO |
Más de 75 mil trabajadores construyeron el Canal de Panamá. |
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