La violencia que rodea al fútbol argentino ha superado todos los límites, al punto de que para evitar choques, ataques y muertes las autoridades nacionales no han encontrado otra alternativa que suspender partidos.
Es el caso de que ayer debían disputar River Plate-Newells Old Boys, correspondiente a la segunda jornada del torneo Apertura 2007 de la Primera División.
Los violentos, convertidos en hinchas profesionales que por la fuerza participan ilegalmente en el negocio del fútbol, se han apoderado de los principales papeles en el cambiante protagonismo de esta actividad y generan un miedo paralizante.
Por la disputa del liderazgo de la "barra brava" del River Plate, esta semana murió acribillado a balazos Gonzalo Acro, de 29 años, en una acción que pone en evidencia por enésima vez la existencia códigos mafiosos entre grupos presuntamente fanatizados por el fútbol.
Incluso aquellos que están en la cárcel pagan con sangre algunas cuentas pendientes, como ha ocurrido con Rafael Di Zeo, "jefe" de la "barra brava" del Boca Juniors, condenado a cuatro años y tres meses de prisión.
ANTECEDENTES
A la violencia desatada esta semana se suman antecedentes entre hinchas de ambos clubes, como en el 2003 cuando unos 500 de River y 400 de Newells se enfrentaron.