Uno de los muchos problemas que enfrentamos los panameños con el trabajo diario, es que no somos diligentes. Siempre dejamos para mañana lo que podemos hacer hoy.
Si se nos pide que hagamos un informe cualquiera, o una pieza en un torno, o el cambio de una llanta, o llenar un tanque con gasolina, lo hacemos lentamente, con desgano, como si no importara hacer las cosas más rápido.
Esto no quiere decir que tenemos que correr y hacer las cosas de cualquier manera, sino que se debe ser eficiente, al tiempo que se es ágil.
Pero la constante es otra. Una terrible mayoría de panameños es lenta, mediocre, desganada cuando tiene cumplir una misión.
Si es algo que puede hacer en una hora, se toma ocho. Si tan sólo se trata de hacer una llamada telefónica, pasan minutos y minutos antes que la haga. También puede tratarse de falta de conocimientos, de pericia e imaginación. Pero eso con el tiempo puede superarse, si se practica y se tiene interés. Sin embargo, hay personas que tienen años y años en un puesto, y nunca superan esa etapa, y luego de tanto tiempo siguen siendo lentos y poco eficientes. |