Rusia inauguró un monumento en honor a los 118 tripulantes del submarino nuclear Kursk, hundido hace exactamente dos años en las frías aguas del Mar de Barents.
Un grupo de familiares participó en la ceremonia en Moscú, aunque otros prefirieron sumarse a un homenaje en el puerto norteño de Vidayevo, otrora base del sumergible.
El presidente Vladimir Putin no participó en los homenajes.
Es que la tragedia del Kursk lo persigue como una sombra. Putin fue criticado en 2000 por no suspender sus vacaciones y concurrir a la zona del desastre, y ha sido cuestionado por aquellos que no comparten el resultado de la investigación realizada posteriormente.
Esta concluyó que las explosiones fatales fueron originadas por la pérdida de combustible de un torpedo en mal estado y que nadie debe ser culpado por ello.
Pero muchos de los familiares huelen una conspiración, para evitar que demanden a la Marina por la pérdida de sus seres queridos.
La ceremonia en Moscú fue presenciada por ministros del gobierno y algunos oficiales navales. Los restos del sumergible fueron retirados del lecho marino en 2001 y luego desmantelados. |