Ruinas que miran hacia el futuro
Las ruinas encierran un extraño sentimiento de grandeza que se refleja en las gráficas. Igualmente existe cierto misterio, que penetra los huesos cuando nos adentramos en las diferentes áreas.

Carlos R. Rowe L.
Crítica en Línea
La mañana de ayer, luego de muchos años, me senté en los predios de las Ruinas de Panamá La Vieja. Debo confesar que había olvidado los gratos momentos que en mi infancia pasé en esos mismos jardines. Hoy día, con una visión diferente de la vida, el país y el mundo, reflexiono en la importancia de las ruinas, las veo, no como simples estructuras de piedra, asoladas por la desidia de quienes deben tener especial cuidado de los monumentos en nuestro país. Contemplé algunos niños jugar, a la distancia una que otra pareja caminando, tomados de la mano, quizás pensando en un futuro juntos. A mi mente llegaron tantas preguntas, entre las que sobresalen: ¿Qué valor tenía para los españoles esta ciudad?, ¿Qué provecho podemos obtener como país de lo que hoy queda?, ¿Cuánto más durarán en pie, como testimonio de un pasado que miró hacía un futuro de éxitos y prosperidad? La vieja ciudad es legado de generaciones, que de una u otra forma establecieron las bases para dar ejemplo a las posteriores de un espíritu indoblegable y libre, que se sobrepone al ayer, forjando un mejor futuro. DATOS Es por la mayoría conocido, que la ciudad se constituyó como la primera fundada en el Mar del Sur el 15 de agosto de 1519, tan sólo seis años después del descubrimiento para el resto del mundo del mencionado océano, hoy comúnmente llamado Océano Pacífico, el 25 de septiembre de 1513,por Vasco Núñez de Balboa. Entre 1524 y 1531, se organizaron desde la ciudad diferentes expediciones con el propósito de conquistar el imperio inca. Estos esfuerzos fueron dirigidos por Diego De Almagro y Francisco Pizarro. Su gloria y majestad, terminaron el 21 de enero de 1671, cuando fue atacada por Henry Morgan. REFLEXIONES Sin lugar a dudas, las costas cercanas a la ciudad fueron de gran importancia para el imperio español, el cual se aseguraba otra salida al mar, que si hoy es importante, mucho más en aquellos días, donde no se contaba con la diversidad de medios de transporte ahora existentes. Pienso en una ciudad de mucho movimiento, alegre y siempre interesante, donde muchos aprovecharon las ventajas comerciales y de esa manera hacerse de buenas fortunas, las mismas que debían cuidar con mucho celo por temor a algún ataque interno o foráneo. Hoy en día, no pensamos en realizar negocios a la usanza del siglo XVI, pero existen otras áreas muy aprovechables, que con un poco de mayor ingenio pueden significar alternativas de trabajo para muchos panameños, además de constituirse en fuente de ingreso para el país, estructurando un bien logrado plan turístico, con el que se atraería la atención y visita de propios y extraños. SU SIGNIFICADO Sorprendentemente, para algunas de mis amistades, las ruinas de Panamá La Vieja, no tienen ningún significado en particular; hasta piensan que allí nada hay que ver, por lo que no pierden su tiempo en visitarlas y mucho menos en llevar a sus hijos o amistades a pasar una tarde en la frescura de sus llanos. Otros opinaron que el lugar es perfecto para encontrarse consigo mismo, pues al ser visitada por muy pocos se tiene la ventaja de poder internarse en uno mismo y meditar, desintoxicarse del bullicio, el trajín y la acelerada vida cotidiana, que cada vez enferma a más gente, quienes se convierten en víctimas de la presión arterial. También dejaron entrever el temor o riesgo de esa soledad que adorna a las ruinas, ya que podría ser aprovechada por facinerosos, poniendo en peligro la integridad de los buenos panameños, por lo que me pidieron hacer un llamado a las autoridades para que presten mayor atención a la seguridad y vigilancia, para no ahuyentar a los todavía fieles que se atreven a decir presente en esos lares. QUE SE PUEDE HACER Para explotar su valor turístico, hacerlo interesante y educativo para toda la población, es necesario traer un poco del pasado a nuestros días, es decir que las autoridades pueden capacitar a un grupo de personas o artistas, para que en las épocas del año donde el clima es más benévolo vistan las ropas que se estilaban en aquellos días o sea que se reviva, al menos los fines de semana, el ambiente y que sean estas personas las que cuenten la historia; de seguro causaría un revuelo dentro y fuera del país. OTROS ASPECTOS El valor arqueológico es de mucha importancia, pues nos lleva a crear conciencia del cuidado que se debe tener para asegurar que generaciones futuras disfruten de una ventana hacia nuestro pasado, que Panamá, no es tan sólo trascendente a partir de su pasado reciente con el ferrocarril o el Canal, sino desde mucho antes y que justamente estos antecedentes nos hablan de un país con gente que en sus diferentes épocas históricas, se han levantado y proyectado al futuro, sin temor a los retos. Debe existir una comisión permanente de restauradores que velen de tiempo en tiempo por el mantenimiento de las ruinas y que, de ser necesario cierren el acceso al público por periodos de tiempos para que se trabaje en su restauración. Igualmente es imperante promocionar más el lugar. Hacer de él un punto de encuentro de los diferentes grupos étnicos que le han dado su identidad a nuestro país, una identidad de aspecto indígena, caucásico o negroide, pero siempre panameño.
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Igualmente es imperante promocionar más el lugar. Hacer de él un punto de encuentro de los diferentes grupos étnicos que le han dado su identidad a nuestro país, una identidad de aspecto indígena, caucásico o negroide, pero siempre panameño.
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