CUARTILLAS
Hurtos

Milciades
A. Ortiz Jr.
Colaborador
Las personas que tienen casas en el interior, para ir los fines de semana y de veraneo, están acostumbradas a los robos y hurtos. Parece que es un precio que hay que pagar, por poseer una propiedad lejos de donde uno vive. Es más, incluso ocurren estos asaltos en las mismas residencias que son ocupadas todos los días por las personas, en la ciudad. Los que tienen mucho dinero pueden darse el lujo de pagar un cuidador permanente, para su vivienda de fin de semana. Realmente ellos son pocos, porque hay que decir que mucha agente de capa media, con un presupuesto limitado, hace sacrificios para tener un lugar de descanso. Así, que en playas, montañas y sabanas del interior, durante todos los días de la semana permanecen solas miles de viviendas, a merced de ladrones y sinvergüenzas. Coronado no se escapa de esta realidad. El otro día en una reunión un sábado en la noche, pude escuchar cuentos sobre robos y hurtos curiosos. A veces provocaban risas en los presentes, aunque cuando ocurrieron no hicieron reír a los dueños afectados. Se habló de malos jardineros, quienes saqueaban viviendas y un día de la semana hacían una fiesta, con el licor que se hurtaron. Dos damas que fueron afectadas, sospecharon de una vivienda con muros altos, por las francachelas que se oían algunas veces. Pues bien, estas damitas, como si fueran detectives, decidieron marcar varias botellas de licor fino, de una casa que había sido robada ocho veces en un año. Y el nuevo robo ocurrió. Entonces las damas esperaron unos días y luego recorrieron los tinacos de los sitios sospechosos... y encontraron vacías las botellas marcadas. Denunciaron lo ocurrido a la Policía que allanó un sitio donde había una fiesta de los maleantes. Por supuesto que inventaron excusas y "todos eran inocentes". Pero las pruebas eran muchas, porque se encontraron numerosos artículos en una de las viviendas de estos cuidadores. En otra ocasión un dueño de vivienda echó un veneno en una de sus caras botellas de licor. Al robar la vivienda semanas después, el ladrón se tomó el licor envenenado, lo que le produjo problemas estomacales. Las desagradables huellas de esto, indicaron al dueño que su trampa fue efectiva. También hay gente "de afuera" que llega a estas barriadas para robar. Lo hacen con camiones y en pandilla. Al dueño de una pizzería le robaron hasta el motor de la piscina, cuando por varias horas los ladrones desvalijaron su casa. Lo curioso es que un cuidador de la casa de al lado se enteró, pero no llamó a la policía por miedo de que luego le hagan algún daño los maleantes. Algo que causó sorpresa y hasta risa, fue saber que una vez en Coronado un hábil jardinero, al enterarse que esa semana no iban sus patrones... alquilaba la vivienda por su propia cuenta. Los vecinos comentaron con los dueños las fiestas que "hacían algunos hindostanes", y se descubrió la bellaquería". El mismo dueño sorprendió a los inquilinos, quienes, dicho sea de paso, creían que el alquiler estaba correcto. El regidor de Coronado, señor Rodríguez, dijo que mantiene constante vigilancia, para evitar los robos en las casas. Algunas personas se molestan cuando hay garitas de control en estas barriadas de fin de semana, pero ellas tratan de evitar los robos. Recordé que en Cerro Campana hace muchos años, los maleantes acabaron con numerosas viviendas, las cuales saquearon tanto que sus dueños las abandonaron. Respecto a la PTJ de Chame, los comentarios de los presentes fueron negativos esa noche. Incluso algunos dueños de casas robadas, se niegan a poner las denuncias allí, porque consideran que es pérdida de tiempo. En tiempos de Noriega ocurrieron extraños robos en Coronado, y varios pensaron que se hicieron para intimidar a los que se oponían a la dictadura militar.
|