Alguna vez te has preguntado ¿por qué nos agredimos? Te lo contamos y te damos las pautas para repeler la rabia y.. controlar la tuya si te asalta.
Según la psicóloga Ana Muñoz, la agresión se define como "el comportamiento que intenta hacer daño u ofender a alguien, mediante insultos o comentarios hirientes o bien físicamente, con golpes, violaciones y lesiones. La palabra clave para definir la agresión es, por tanto, la intención de 'dañar'. Por desgracia es una conducta bastante extendida", señaló.
¿POR QUE?
Muñoz dijo que tal vez porque funciona. "El niño que golpea más fuerte consigue el mejor juguete; los padres que amenazan a sus hijos, imponen su voluntad; el ejecutivo agresivo consigue el elogio de sus jefes".
La agresión, directa o indirecta, es una forma rápida y con frecuencia fácil de conseguir; lo queremos sin tener que molestarnos en pensar y en convencer. Pero tiene un precio muy alto. La ira que la acompaña aumenta el riesgo de problemas graves de salud.
Dentro de los tipos de agresión se encuentran:
LA AGRESION INSTRUMENTAL
El daño se produce para obtener algo a cambio: impedir el ascenso de un competidor en el trabajo mediante difamaciones y calumnias, ganar dinero engañando a otra persona.
LA AGRESION EMOCIONAL
A veces el daño se inflige sin ningún otro motivo que el de causarlo. Es el caso de quien, tras sentirse ofendido, golpea a una persona arrastrado por la ira.
LA AGRESION PASIVA
Es una omisión que pretende perjudicar a alguien. Por ejemplo, cuando un compañero de trabajo nos pide con mucha prisa que le entreguemos un informe y nos "olvidamos" de hacerlo, lo que le supone una buena bronca del jefe (que es lo que en realidad pretendíamos). Quienes utilizan este tipo de agresión pasiva suelen ser personas con resentimiento hacia figuras de autoridad y con problemas en su reafirmación personal.