Con su caminar lento, su dulce mirada y su carisma, así nos recibió la señora Petita Gaitán, quien hoy cumple cien años, en medio de recuerdos, de ellos algunos tristes, pero con la gran satisfacción de poder haber ayudado a sus hermanos y familiares a salir adelante.
Durante su adolescencia, vivió una de sus experiencias más difíciles, cuando luego de la muerte de su madre, como hermana mayor se hizo responsable de sus nueve hermanos, a quienes cuidó como hijos suyos, con mucho amor.
Amor que hoy se ha revertido, pues hoy su hermano menor, Jesíºs María Gaitán, de 83 años, nos habla con mucha alegría y orgullo del esfuerzo que hizo su hermana.
Junto a él, los hijos de Petita, Bolívar, Fulvia y Román Elías, están pendientes de que ella tenga la comida y todas sus atenciones a tiempo.
Nos contó que su mamá falleció a la corta edad de 43 años y todos sus hermanos estaban muy pequeños, por lo que con la ayuda de su papá, quién trabajaba en los campos, en el sector de Cochea en el distrito de Dolega, fueron formándose.
Trascurridos los años y por la necesidad de la educación, se trasladaron al centro del distrito, en donde todos fueron estudiando en la escuela primaria y secundaria y hoy son profesionales.
Nos dijo que su rutina de vida ha sido muy sencilla; entre el cuidado de sus hijos, su casa, una buena alimentación y por supuesto con la ayuda de Dios, ha llegado a vivir tantos años.
Tempranito en la mañana, a eso de las 5: 30 de la madrugada, se levanta Petita con el cantar de los gallos, a prepararse su café el cual toma muy calientito. A eso de las 11: 30 de la mañana está comiendo y a la 5: 30 su cena liviana, para acostarse a las 7: 00 de la noche.
Dijo que hoy, luego de padecer algunos problemas de salud, ha tenido que disminuir su régimen alimenticio, pero procura comer de todo, leche, frijoles, arroz y demás productos sanos. Además es muy temerosa a Dios, por eso todos los domingos por la mañana asiste a la iglesia, lo que es para ella un compromiso ineludible.