Si el diálogo sobre el Seguro Social fracasa, la mayor responsabilidad será del PRD, por su incapacidad para asumir el papel que le corresponde. Lo primero que deben entender los gobernantes es que no pueden utilizar el diálogo para mantener la Ley 17. El gobierno, por tanto, tiene que estar dispuesto a aceptar cambios sustanciales.
Si el PRD persiste en bloquear el consenso, con el apoyo de sus aliados del sector empresarial, ello significa dos cosas: primero, que todavía no ha comprendido que por ser los creadores de la Ley 17, tienen la obligación de demostrar con hechos que están dispuestos a introducirle cambios que respondan a las demandas populares y, segundo, que en ellos puede más el espíritu de revancha propio de quien necesita siempre "sacarse el clavo". Ambas demuestran que en las esferas oficiales escasea la visión para gobernar en beneficio del país.
El diálogo, los hechos lo están demostrando, arrancó mal. La posición oficial de sólo aceptar los cambios consensuados por los participantes, es una disyuntiva perversa: Si hay consenso habrá cambios; si no los hay, la Ley 17 se queda.
Tampoco fue positivo utilizar la Ley 17 como base para la discusión. Por esa vía, se perderá un tiempo precioso analizando sus puntos y comas. Los problemas de fondo son 4 ó 5. Sobre ellos hay que trabajar.- Si éstos se resuelven, el resto es carpintería.
Por último, si de lo que se trata es de discutir las consecuencias negativas de la Ley 17, ¿qué sentido tiene invertir tiempo en discutir las posiciones de los gremios empresariales que son más retrógradas que las plasmadas por el gobierno en ese instrumento legal? Quienes pueden aportar los correctivos a los aspectos que menciono son los gobernantes, por consiguiente, suya será la responsabilidad si el diálogo fracasa.
P.D. Esta nota debió salir el viernes.