La crecida del río Risacua dejó a un asentamiento de 170 indígenas sin ropa, gallinas, perros y pailas.
Este grupo de nativos en su mayoría fue desalojado de la Villa del Indio, en la ciudad de David, y se trasladó posteriormente a un terreno cerca del río.
Aunque las autoridades chiricanas se apersonaron al lugar para observar en qué condiciones se mantienen los indios y el peligro que representa el sitio, no pudieron tomar una decisión pues le corresponde a los dirigentes de la comarca Ngöbe Buglé definir en qué área, dentro de su territorio, los pueden reubicar.