No lo podía creer. Menos mal que mis ojos lo vieron. El agua del manantial de ]Barriles corre en forma contraria a lo común. Es una agua Viva, Crítica en Línea, pues tiene sardinillas. Lo maravilloso es que según estudios, contiene todos los minerales necesarios para la vida.
Lástima que no la embotellen. Con ese dinero podrían cuidar mejor el sitio Barriles, en Volcán.
La socióloga Edna de Landau es dueña del lugar donde hace más de dos mil años vivió un extraño grupo indígena.
Lucha con las uñas para proteger este sitio de gran importancia arqueológica e histórica.
Por eso ha hecho un jardín "temático" donde hay plantas exóticas.
Ese veinticuatro de junio pasado vimos el "árbol el viajero".
Viene de Madagascar y siempre crece con sus hojas mostrando el norte, sur, este y oeste.
Por eso lo sembraban para saber orientarse en la selva. Además el árbol brinda agua y alimento.
Los portugueses lo trajeron a América hace quinientos años.
Otra curiosidad fue el papiro. Viene de Egipto y con su fibra se hicieron las primeras páginas para escribir.
Doña Edna nos mostró "morteros" donde los indios Barriles hacían láminas de oro. Todavía cuando le da el sol, brillan partículas del oro.
Mientras caminábamos, una "pava" de un año, nos seguía como un partido. Es "Constantine", la mejor guía del lugar.
Otro guías eran cuatro hermosos perros Dálmatas (llenos de manchas), originarios de Alemania.
Nos mostraron puntas de flechas que eran envenenadas. Algunas tienen todavía rastros de carne de los animales que cazaban los indios de Barriles.
Dijo doña Edna que allí está toda la variedad de colibríes que hay en el mundo. Extranjeros vienen a verlos en octubre.
Por el lugar caminan en la noche muchos animales salvajes que van a tomar el agua llena de minerales.
Entre ellos están los tigrillos. Hay gente que acampa para escuchar la bulla silvestre.
Una vez estudiantes de una universidad chiricana acamparon. Pero al escuchar al tigrillo salieron huyendo. Durmieron en el portal de la casa. ¡Qué valientes!