Sábado 11 de julio de 1998

 








 

 

MENSAJE
Quinientos francos y quinientos baños

Hermano Pablo
Costa Mesa, California

E
l reo estaba ahí, comparecido ante la juez. Y la juez estaba horrorizada. Nunca había estado delante de tanta hediondez, de tanta suciedad, de tanto abandono. Y la juez, Renata Bremmer, de Hamburgo, Alemania, dictó sentencia contra Hans Erbacher el reo. "Lo condeno -dictaminó la juez- a pagar quinientos francos de multa y a darse quinientos baños".

Hans había sido acusado, por los vecinos, de hediondez, es decir, de no bañarse nunca y de vivir en el peor desaseo imaginable. "Su hedor traspasa las paredes -habían dicho sus vecinos-. Es insoportable". La juez terminó diciendo: "Cuando se haya bañado quinientas veces, le devolveremos el importe de la multa".

He aquí un juicio verdaderamente salomónico. La juez, Renata Bremer, salió en defensa de las buenas costumbres, del orden social, de la decencia humana, de la dignidad del hombre, y del buen gusto en general. Ordenó a un hombre, enemigo del baño y del jabón, a bañarse quinientas veces, y presentarse ante ella bien vestido, bien peinado, bien afeitado y bien perfumado.

Lo cierto es que la higiene corporal y el cuidado del aspecto físico son grandes conquistas de la civilización. ¿Qué sería de nuestro mundo si nadie se bañara? ¿Qué si nadie limpiara su casa? ¿Qué si la ciudad no recogiera cada día la basura? Viviríamos en medio de pestes y pestilencias, de olores y horrores, de hediondeces y cochambres.

Y si la limpieza corporal es necesaria, cuánto más la limpieza moral? Si el cuerpo debe estar limpio para estar sano, cuánto más el alma?

Quizá sería bueno dictar sentencias semejantes también por otras causas: "mil pesos de multa por conducir borracho, y mil días sin deber una gota de alcohol"; "mil pesos de multa por pegarle a la señora, y mil día de traerle diariamente un ramo de flores"; "mil pesos de multa por tomar drogas, y mil días en las escuelas enseñando a los jóvenes el mal de las drogas".

Y qué de la limpieza espiritual? Esta debe acompañar a la limpieza física. Incluiría limpieza de adulterios, de robos, de asaltos y violencias, en fin, limpieza de toda acción inmoral.

Jesucristo nos ofrece a todos el poder para ser limpios. El nos da el medio de limpiar a fondo nuestra conciencia, alma y corazón. Más vale que aprovechemos esa oferta hoy mismo, no sea que algún día El tenga que dictar sentencia contra nuestra suciedad espiritual.

 

 

 

 

 

CULTURA
Graduados 36 alumnos en la escuela internacional de cine de La Habana.

 

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