En el apogeo de la dictadura los cuarteles impusieron el programa de ingrata recordación "todo por la patria", para desplegar su patriotismo de opereta; mientras saqueaban el patrimonio público y destruían los valores esenciales de la nación Ese aberrante engendro se emitía en cadena nacional desde el canal oficial de televisión y por la emisora "Radio Nacional", ambos financiados, con largueza, con los dineros públicos ecientemente, la Asamblea Nacional aprobó una ley, promovida por el gobierno de turno, para fusionar el CanalOnce y la Radio Nacional y crear el "Sistema Estatal de Radio y Televisión (SERTV)". Según el texto aprobado, que ya deber ser ley, el flamante SERTV "se regirá por principios de independencia, imparcialidad, pluralismo, transparencia".
En algunos países, muy pocos por cierto, existen radios y televisoras de propiedad del Estado. Pero en esos casos, como puede comprobar todo el que sintonice Radio Televisión Española, se trata de servicios públicos imparciales, dedicados a informar con absoluta objetivamente y al que tienen acceso tanto los representantes del gobierno como los de la oposición. El diseño de la programación es confiado a un Consejo Rector independiente, que actúa dentro de la más estricta objetividad.
Amanecerá y veremos. Pero, por mi parte, no abrigo esperanzas de que este nuevo ente esté pensado para copiar el modelo español. Por los antecedentes del partido gobernante, y vistas sus últimas actuaciones, que recordaron, para quien pudiera haberlas olvidado, sus raíces cuarteleras, la creación del SERTV, muy bien podría ser la plataforma legal para resucitar las prácticas propagandísticas del pasado, cuando los militares nos atiborraban de propaganda gubernamental pagada con el dinero del pueblo.